Muscari latifolium - Jacinto ramoso

El Muscari latifolium, también conocido como Muscari de hoja ancha, es una especie original y bastante grande. Es una planta bulbosa que produce rácimos cónicos y estrechos, típicamente bicolores, densamente llenos de flores tubulares negro violáceo coronadas por flores azules. El follaje suele aparecer en otoño, en forma de una única hoja ancha y carnosa, de un hermoso verde pruinado, para luego desaparecer en verano. Esta planta aprecia los climas frescos, la semisombra y un suelo drenado y seco en verano, preferiblemente fértil.

El Muscari latifolium es una planta bulbosa de la familia de las hidacináceas originaria de los bosques de coníferas de las montañas del sur y oeste de Turquía. A menudo se encuentra creciendo en los bordes de los claros de pinares, en suelos con tendencia ácida.

Relativamente grande para un muscari, esta planta a veces alcanza los 40 cm de altura. Su ciclo vegetativo comienza en septiembre-octubre, cuando aparece su única hoja (raramente se observan dos hojas). Su amplia hoja, pruinosa y enrollada en la base, persiste en invierno. En primavera, en abril-mayo según el clima y el tiempo, emerge un único bohordo floral. La inflorescencia es un racimo de flores de 2 a 6 cm de largo y aproximadamente 1.5 cm de ancho. Las flores en forma de urna son pequeñas, miden solo 5 a 6 mm de longitud. Están muy juntas unas de otras, formando un cono estrecho y denso. Las flores inferiores son fértiles, de un color azul violeta casi negro; son ellas las que producen semillas después de la polinización por insectos. Las flores estériles situadas en la parte superior del espiga, en cambio, son de un azul medio muy luminoso. Su función es atraer a los insectos polinizadores. Este bulbo se naturaliza fácilmente en suelos ligeros.

Plante el Muscari latifolium en masa, en grupos de una decena de bulbos, en un tapiz floral o en bordillos de entrada para lograr un buen efecto decorativo, o naturalícelos al azar en un césped y al pie de arbustos. Su floración ofrece un bonito juego de azules, que realzará a la perfección todos los demás bulbos de primavera. Combinan bien con los narcisos y las anémonas, en escenas de gran delicadeza. Los tulipanes rosas o blancos también son buenos compañeros para su floración elegante.