Narcissus pseudonarcissus Obvallaris

El Narciso pseudonarcissus Obvallaris es una especie botánica emblemática, comúnmente conocida como Narciso de los bosques. Se reconoce por sus flores completamente amarillas doradas, compuestas por un tubo bastante ancho, rodeado por una amplia corola. Este bulbo, endémico de Inglaterra y Gales, es bastante raro en el comercio hortícola, pero universalmente apreciado por su generosa floración que acompaña los primeros días hermosos. Este narciso aprecia los claros del sotobosque y los suelos frescos, donde se naturaliza muy fácilmente.

El Narciso pseudonarcissus Obvallaris, anteriormente considerado como una subespecie del Narciso pseudonarcissus (Falso narciso) común en Francia, es hoy reconocido como una especie completa, originaria de las islas británicas. El aspecto de su flor es bastante diferente, aunque ambas especies aprecian los lugares frescos y semisombreados. Todas estas plantas bulbosas herbáceas pertenecen a la familia de las amarilidáceas. El narciso de los bosques tiene un bulbo grande, ovoide, que produce en primavera un manojo basal de hojas en forma de cinta, planas y carnosas, de color verde azulado. Por lo general, la floración tiene lugar en abril y mayo. Cada bulbo da lugar a un tallo de 25 a 30 cm de altura que lleva una flor solitaria, amarilla brillante, de 5 a 6 cm de ancho.

El Narciso pseudonarcissus Obvallaris se planta en masa, en una zona un poco salvaje del jardín o al pie de árboles y arbustos caducos, e incluso cerca de un punto de agua. Así es como, como dice el famoso poema inglés de William Wordsworth 'Los Narcisos', mostrarán todo su esplendor:

"Y vi, doblando sus tallos lisos, Bailar al viento miles de narcisos".

Poco exigente pero prefiriendo suelos frescos, el narciso de los bosques crece en cualquier suelo bien trabajado, húmico, aunque los resultados son menos buenos en suelos extremadamente ácidos. Existe una amplia variedad de narcisos entre los que se puede disfrutar durante tres meses, en primavera, sin aburrirse ni un solo instante. Tienen en común su facilidad para naturalizarse, su amor por el amarillo y el blanco, y a menudo emiten fragancias suaves. Razones suficientes para cultivarlos en grandes grupos (al menos 20 bulbos) para un efecto multiplicado. Asocie el narciso, en macizos de aspecto natural, con escilas y jacintos, acompáñelo de tulipanes botánicos tempranos, así como de Nomeolvides, pensamientos o hígados.