Tulipa humilis var. pulchella

La Tulipa humilis var. pulchella es una bonita variante de la especie botánica T. humilis, cuyas flores son de un bonito rosa púrpura y manchadas de lila claro en el centro. Ofrece al sol del mes de marzo flores que se abren lentamente en forma de estrella, exhalando un perfume singular. Originaria de las montañas de Turquía e Irán, es una planta resistente al frío, adaptada a terrenos pedregosos y situaciones áridas, que se naturaliza fácilmente en tales condiciones algo espartanas. Es magnífica en macetas, rocallas o borduras secas.

La Tulipa humilis, que significa "de pequeño tamaño", es una especie silvestre que rara vez supera los 20 cm de altura. Sus orígenes se remontan al Cáucaso, Turquía, Irán, Siria, Líbano, Israel y hasta el norte de Rusia. Posee un aspecto extremadamente variable según su origen, una característica que a veces dificulta la identificación de sus subespecies o variedades. Los tulipanes son plantas herbáceas bulbosas de la familia de las Liliáceas, cuyos bulbos no superan los 3 a 4 cm de diámetro.

La selección 'Pulchella' lleva en el extremo de un escapo floral corto, que no sobrepasa los 15 cm, una flor globosa con 3 sépalos puntiagudos idénticos a los 3 pétalos, que por lo tanto se llaman tépalos. Son tricolores, en rosa púrpura, blanco y malva en la base. La corola se toma su tiempo para abrirse ampliamente al sol, en forma de estrella, exhalando un perfume sutil, bastante indescriptible, a la vez dulce y picante. Esta planta desarrolla hojas verde oscuro azulado, relativamente estrechas, a veces casi enrolladas, de 10 a 15 cm de longitud. Aparecen en otoño en climas suaves, persisten en invierno y se secan a finales de primavera.

La Tulipa humilis 'pulchella' es una pequeña joya, pero también es una planta fiable y fiel si se respeta lo que prefiere: un suelo seco en verano, preferiblemente calcáreo, y unos inviernos fríos y bastante secos. Encontrará naturalmente su lugar en rocallas, en bordes de senderos muy drenados o en una ladera un poco salvaje. Lejos de los grandes cálices de sus primas holandesas, sus pequeñas estrellas cerca del suelo animan el jardín, desde finales de invierno, junto a los crocus con los que a veces se confunden. Se adapta bien al cultivo en maceta o en jardineras, lo que permitirá disfrutar al máximo de su floración inusual, pero también de su extraño perfume. Puede ser interesante plantar tulipanes humilis en medio de la carraspique: sus flores emergen de este tapiz plateado que florecerá en el momento adecuado para ocultar su follaje seco.

Las  tulipanes botánicos, así como los tulipanes muy cercanos como esta selección, no se 'degeneran' con el tiempo. Se naturalizan, pueden permanecer en su lugar durante varios años sin cuidados especiales y se sienten a gusto en borduras y rocallas. Para crear escenas coloridas, se pueden asociar con diversas pequeñas plantas bulbosas: Ipheion uniflorum, Anémona blanda, Cyclamen coum, Erythronium pagoda, Leucojum vernum...