Tulipa sylvestris - Tulipan botánico

El Tulipa sylvestris, también conocida como Tulipán silvestre, es una especie botánica europea que no carece de encanto: ofrece elegantes corolas perfumadas con pétalos puntiagudos de un amarillo brillante, bordeados de verde, que se combinan perfectamente con todos los demás bulbos de primavera. Es una planta prolífica y fácil de cultivar en muchas regiones. Se naturaliza y formará con el tiempo grandes colonias radiantes desde los primeros días soleados.

El Tulipa sylvestris es un tulipán silvestre originario de una extensa área que va desde el sur de Europa hasta Europa del Este, al sur de Siberia, en Asia Central y hasta el oeste de China. Se encuentra casi en todas partes en Francia, principalmente en praderas, huertos y viñedos, así como en el borde de los bosques. Como todos los tulipanes, pertenece a la familia de las liliáceas.

Es una planta herbácea de bulbo, que primero produce hojas lineales de color verde azulado, antes de florece de marzo a mayo según las regiones. La planta produce en la punta de tallos de 12 cm de altura pequeñas flores solitarias, de 4 cm de diámetro, a veces erectas o ligeramente inclinadas, de color amarillo oro, muy brillantes y perfumadas. Cada flor consta de 3 sépalos estrechos que se curvan hacia afuera, y de 3 pétalos más anchos que se curvan hacia adentro cuando la corola se abre al sol. Es esta diferencia en la orientación de los pétalos la que le confiere a la corola un aspecto particularmente refinado. El centro de la flor es de un negro brillante, los pétalos se cierran cuando el sol se esconde. Polinizadas por los insectos, las flores producen frutos verdes que se vuelven marrones y se abren al madurar para liberar sus semillas. El follaje se seca unas semanas después de la floración, marcando el comienzo del descanso del bulbo. 

Plante sus bulbos de Tulipán silvestre en grupos de 20 o 30, mezclados con muscari, crocos, chionodoxas, narcisos botánicos o anémonas blandas. Estos tulipanes botánicos, hermosos y fáciles, no tienen igual para encarnar en el jardín el tan esperado regreso de la primavera. Se instalan un hermoso día de otoño en los macizos de rocalla, parterres y bordillos, y se multiplican sin necesitar cuidados especiales ni mantenimiento.