Zantedeschia aethiopica Himalaya - Cala

El Zantedeschia aethiopica 'Himalaya' es una variedad gigante de Cala, cuya vegetación espectacular se adorna desde la primavera hasta el verano con flores muy grandes en forma de conos o espatas blancas que pueden elevarse hasta 2 m del suelo. Además de su vigor, esta planta añade la belleza de su amplio follaje ondulado y brillante, delicadamente manchado de blanco sobre fondo verde oscuro. Indispensable en los bordes de puntos de agua o en macizos húmedos, sus flores también son muy bellas y duraderas en ramos. Resistente hasta -7°C, esta vivaz deberá ser protegida o desenterrada en zonas más frías.

Originaria de Sudáfrica, específicamente del Transvaal, la Cala se ha vuelto subespontánea en todo el mundo. Ha dado lugar a algunos cultivares, como 'Himalaya', aún muy difícil de encontrar en el comercio hortícola. Se trata de una planta vivaz herbácea con rizoma tuberoso perteneciente a la familia de las Aráceas. A partir de la primavera, brotan de su cepa numerosas hojas largamente pecioladas, con un limbo muy ancho, sagitadas, brillantes, verde oscuro, con pequeñas manchas blancas. La planta forma rápidamente grupos imponentes que superan fácilmente 1,20 m de altura para el follaje, 1,80 m de altura en floración (a veces hasta más de 2 m), con un mínimo de 1 m de ancho. La floración se produce de mayo a octubre, en oleadas sucesivas si la planta no carece de agua. Esta floración puede ser adelantada fácilmente mediante el forzado en invernadero. Las inflorescencias, magníficas, están compuestas por un espádice amarillo pálido, discreto, rodeado de una espata blanca, cuya textura aterciopelada se mezcla con el tacto áspero del pergamino. El perfume, bastante discreto, se percibe si se hunde la nariz en el corazón de las flores. Evoca el aroma al anís y al polvo de arroz. Si el suelo está seco en verano, el follaje se seca y la planta entra en dormancia. En suelo siempre fresco a húmedo, la vegetación será destruida por las primeras heladas.

Durante mucho tiempo consideradas como flores frías y estáticas, arrancadas de la tierra para adornar ramos solemnes o cargados de evocaciones religiosas, las Calas vuelven a estar en primera línea. Su fuerte presencia es bienvenida en todos los escenarios, contemporáneos, exóticos, pero también en los pequeños jardines amurallados. Sus generosos grupos embellecen los alrededores de charcas bien delineadas, el fondo de macizos en suelo fresco, y permiten realizar espléndidos maceteros. El Zantedeschia aethiopica Himalaya incluso puede ser cultivado bajo 20 a 30 cm de agua durante la temporada de crecimiento. Imperial plantado en masa o aislado cerca de un paso o de una entrada, la Cala de Etiopía se combina bien con las peonías, lirios, delphiniums y helechos de suelo húmedo (Osmunda regalis, Matteucia struthiopteris ).