Crocosmia Saracen

Crocosmia híbrido Saracen® es una variedad reciente de chispa notablemente colorida. La planta ofrece en verano una muy hermosa combinación de colores entre un follaje verde bronce y flores de un rojo-anaranjado brillante retocado de amarillo oro. No muy alta, pero relativamente resistente y muy florífera, esta variedad se cultiva sin dificultad al sol o en media sombra, en suelo fértil y fresco. Es una flor muy hermosa para macizos, jardineras o ramos. 'Saracen' aportará un toque elegante y muy exótico a cualquier decoración.  

El Crocosmia, o chispa, es una planta vivaz herbácea, de origen sudafricano, de la familia de las iridáceas. Muestra muchas similitudes con el gladiolo y se cultiva de la misma manera fuera de nuestras regiones más clementes. En la naturaleza, los Crocosmia se desarrollan al sol, en suelos fértiles y frescos en verano, más secos en invierno. En el jardín, resisten más o menos bien a nuestros inviernos fríos y húmedos, según las especies y variedades. La variedad 'Saracen' forma en primavera un manojo de hojas basales, flexibles, de 60 cm de altura, y produce en agosto-septiembre tallos sólidos, ligeramente arqueados, de color verde púrpura, de 75 cm de altura. Cada tallo lleva una espiga ramificada más o menos horizontal, donde se agrupan numerosos botones rojos que se abren en grandes flores de aproximadamente 4 cm de diámetro. En esta variedad, las flores están bien abiertas, compuestas por 6 pétalos rojo anaranjado, amarillos en la base, centrados en un corazón marrón. Las hojas son en forma de espada, de un hermoso verde tintado de bronce. Su superficie es plisada y fuertemente nervada, y se despliegan en un abanico denso desde la base de la planta. El órgano de reserva de los Crocosmia es un cormo, es decir, un pseudobulbo subterráneo formado por un tallo hinchado rodeado de escamas.

Mitad bulbo, mitad tocón, los crocosmias simbolizan mejor que cualquier otra planta la esplendidez del verano, por la abundancia y alegría de su floración. Fáciles de cultivar, vigorosos pero exigentes, se plantan al sol, en grupos de 10 cormos, en suelo fértil y fresco. Sus colores brillantes forman espléndidas combinaciones con anuales (Cosmos, nigelas, amapolas) y se integran bien en jardines naturales, mezclados con vivaces ligeras como el hinojo, las Baptisia, la salvia officinal o las nepetas. Su asociación con las gramíneas siempre es exitosa, especialmente delante de un fondo de arbustos de follajes coloridos.

Cuando se sienten a gusto en terreno abierto, como es particularmente el caso bajo el clima bretón, en exposición soleada y suelo drenado, se multiplican con los años y cada vez se vuelven más hermosos.