Gladiolo Wine and Roses

El Gladiolus Wine and Roses ofrece grandes flores ligeramente rizadas, coloreadas de rosa suave y realzadas por una garganta de un rojo vinoso rodeada de blanco. Se agrupan en generosas espigas que se destacan desde lejos en los macizos, desde el mes de junio. Este gladiolo es perfecto para componer magníficos ramos o para aportar verticalidad a los macizos de flores campestres.

Los gladiolos cultivados, pertenecientes a la familia de las iridáceas, son plantas híbridas. Se dividen en 3 grandes grupos: Grandiflorus (de grandes flores), Primulinus (temprano) y Nanus (enanos). 'Wine and Roses' pertenece al primer grupo. Es una planta herbácea vivaz, con hojas anchas en forma de espada, dispuestas en abanico y formando un manojo de 100 cm de altura. Las hojas están coronadas por una inflorescencia en espiga cuyas flores en forma de embudo, de 10-12 cm de longitud, son sostenidas por tallos sólidos. Aquí son tricolores, mayoritariamente rosa suave, el corazón de los pétalos está marcado por una hermosa garganta roja oscura rodeada por un círculo blanco. El órgano de reserva es un cormo, que corresponde a un pseudobulbo que es una especie de tallo hinchado provisto de escamas.

Los gladiolos y sus largos tallos coloridos son el símbolo de los años 70 y de las composiciones florales un tanto anticuadas. Si son insustituibles en ramos de flores, en los jardines, su silueta necesita la compañía de plantas de follaje exuberante que realzarán su floración cargada, pero locamente romántica. Plante los cormos de 'Wine and Roses' entre matas de salvia, tabaco, bergamota silvestre y nomeolvides, por ejemplo. Son habituales en los pequeños jardines amurallados, donde acompañan a las verduras hasta el huerto. Para la confección de ramos, corte los tallos florales cuando se abre la primera flor. Plántelos con un intervalo de dos semanas desde el comienzo de la primavera hasta finales de junio para florecer la casa y el jardín todo el verano.

El gladiolo debe su nombre a la forma de sus hojas en espada, derivado del latín gladius. Sus formas salvajes a menudo eran representadas en joyas o en tapices y telas realizadas por los semitas antes de la era cristiana.