Nerine sarniensis Corusca

La Nerine sarniensis var. Corusca, el verdadero Lirio de Guernesey, es una planta bulbosa rara en cultivo que se distingue de las nerinas bowdenii por su brillante floración de color rojo anaranjado y no rosa. Sus umbelas de flores son también más compactas que las de sus primas. Los pétalos incrustados de purpurina dorada juegan admirablemente con la luz rasante y muy amarilla del otoño. Esta sudafricana es una auténtica planta de clima mediterráneo, perfectamente adaptada a los veranos secos y calurosos, a los otoños húmedos y a los inviernos suaves. Apreciada por su belleza, la Nerine sarniensis también es conocida por su temperamento un poco caprichoso y su floración irregular: florece cuando lo decide, y no todos los años. Cultívala en tierra abierta en clima suave, en un suelo muy drenante y seco en verano. En regiones frías o al norte del Loira, es indispensable cultivarla en macetas.

La Nerine sarniensis var. Corusca pertenece a la familia de las Liliáceas o de las Amarilidáceas según las clasificaciones. Es originaria de Sudáfrica, más precisamente de la región del Cabo Occidental, gobernada por un clima mediterráneo. Varada por error durante un transporte marítimo en las islas anglo-normandas de Guernesey y Jersey, esta especie botánica se naturalizó allí, antes de convertirse en la flor emblemática de estas islas. Por esta razón, solo ella puede reclamar la denominación de Lirio de Guernesey o de Jersey.

Se trata de una planta herbácea vivaz por su grueso bulbo con túnica de 3 a 5 cm de diámetro, provisto de raíces carnosas. Su vegetación es caduca en verano pero persistente de otoño a primavera. Esta nerina desarrolla sus tallos florales en septiembre-octubre, a veces en noviembre o diciembre según los años, antes de la aparición del follaje. La inducción floral depende directamente del retorno de las lluvias (o del riego) después de un largo período estival seco, indispensable para la maduración del bulbo. Las varas florales emergen del suelo, tienen aproximadamente 50 cm de altura. Cada una lleva varias pequeñas umbelas de flores en forma de trompetas estrelladas, provistas de largos estambres prominentes. Las flores están compuestas por pétalos ondulados de textura gruesa e irisada, y de color rojo anaranjado. El follaje, de color verde vivo, comienza a desarrollarse en el momento de la floración. Está compuesto por largas hojas en forma de cinta que miden aproximadamente 20 cm de longitud por 1 cm de ancho, dispuestas en dos filas. Las hojas se secan a finales de la primavera, mientras que el bulbo entra en período de latencia. Los bulbos de nerinas no florecen cada año. Por lo tanto, es recomendable plantarlos en grupos de 12, para asegurarse de obtener flores todos los años.

Esta nerina no es la más resistente de todas, pero es sin duda una de las más hermosas. Se sentirá en tierra abierta en nuestras regiones más clementes, especialmente cerca del Mediterráneo o en la suave costa atlántica. Llamará la atención en un macizo elevado enriquecido con arena, seco en verano, en compañía de Agapanthus persistentes, Amarilis belladona o del croco de otoño Sternbergia lutea. Todas estas plantas pueden ser utilizadas como punto focal en una terraza, en un estilo exótico o contemporáneo. En un macizo, por ejemplo, puedes acompañar esta nerina con un tapiz de carraspique y de Ceratostigma plumbaginoides, que florece en otoño sobre un follaje enrojecido. En regiones frías, planta los bulbos en una maceta grande, en una terraza soleada, guárdala para el invierno en un lugar muy luminoso regándola regularmente pero sin excesos, y mantenla seca en verano. Las nerinas ofrecen excelentes flores cortadas, muy duraderas en jarrón. .

A saber: Las nerinas temen las atmósferas urbanas contaminadas.

Tamaño de los bulbos 12 +