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La Rúcula silvestre (Diplotaxis erucoides), también conocida como falsa rúcula o rúcula blanca, es una planta hortícola herbácea que alcanza una altura de 20 a 30 cm. Se diferencia de la rúcula cultivada por su crecimiento más lento y por el aroma pronunciado de sus hojas. Estas se utilizan en ensaladas, solas o en mezclas (mesclun), o para dar sabor a platos italianos como lasañas y pizzas. Plantación en primavera u otoño.

La Rúcula pertenece a la familia de las Brassicáceas (anteriormente Crucíferas). Esta planta herbácea, con hojas dentadas, alcanza una altura de 20 a 30 cm. Generalmente se distingue entre la rúcula cultivada, con hojas anchas y tiernas, y la rúcula silvestre, con hojas estrechas que desprenden un aroma más pronunciado.

En la cocina, las hojas de rúcula se consumen en ensaladas, solas o en mezclas (mesclun), y aromatizan platos italianos como lasañas y pizzas. Es una planta rica en vitamina C y hierro.

En el huerto, la rúcula no es exigente, se cultiva idealmente en suelos humíferos, frescos y drenantes, pero también se adapta muy bien a suelos comunes.

Cosecha: la cosecha de la rúcula silvestre se realiza de mayo a octubre. Corte las hojas al ras del suelo, preferiblemente por la mañana.

Conservación: las hojas de rúcula se conservan algunos días en el refrigerador. Para disfrutar plenamente de su aroma, le recomendamos consumirla recién cosechada.

El consejo del jardinero: Los escarabajos pulga, diminutos coleópteros, son aficionados a las hojas de rúcula que perforan meticulosamente en tiempo seco y cálido. Si la pulverización de purín de Tanaceto puede limitar los daños, la instalación de un velo antiinsectos sigue siendo el método de lucha más eficaz, evitando el uso de insecticidas que, incluso de origen natural, no son sin consecuencias para el equilibrio del jardín.