Tomate cherri Trilly (planta interjada)

El Tomate Trilly F1 es una variedad híbrida, conocida por su sabor. Forma racimos de frutos rojo brillante, oblongos y puntiagudos de tipo San Marzano y pesan entre 50 y 100 g. Esta variedad es muy productiva: cada planta proporciona alrededor de 12 a 25 racimos de frutos, cada uno con unos quince individuos. Su sabor es una maravilla aromática. El Tomate Trilly es ideal para jugos y purés, pero se presta a todas las demás preparaciones culinarias. Esta variedad también es perfectamente adecuada para envasar. Las plantas son muy resistentes a las enfermedades y alcanzarán los 150 cm. También posee un sorprendente follaje gris azulado y peludo, demostrando una vez más que el huerto puede ser estético y nutritivo.

Las plantas injertadas en minimacetas del tomate Trilly F1 se plantan de abril a junio, después de las últimas heladas, para una cosecha de julio a septiembre. El injerto permite obtener una cosecha más rápida y abundante.

La técnica del injerto de las plantas de tomate consiste en darle a una variedad deseada, el sistema de raíces de otra variedad especialmente seleccionada, llamada portainjerto. Este portainjerto está dotado de una excelente resistencia a los parásitos y enfermedades del suelo, lo que aporta un aumento de vigor a la planta: entonces es más resistente a las condiciones externas difíciles (climas fríos, por ejemplo) y proporcionará un rendimiento notablemente superior al de una planta no injertada. La fructificación de las plantas injertadas comienza más temprano y más abajo en el tallo principal. Gracias al uso del portainjerto 'Protector', nuestras plantas injertadas de tomate también producen menos hojas, facilitando la maduración y la cosecha.

El Tomate es originario de América del Sur y América Central. Varias variedades ya eran cultivadas por los incas mucho antes de la llegada de los conquistadores. El término "Tomate" proviene del inca Tomatl y designa tanto a la planta como al fruto de la planta. Forma parte de esos numerosos alimentos que nos llegaron del Nuevo Mundo, al igual que el frijol, el maíz, la calabaza, las papas, el pimiento. El Tomate tardó notablemente más en llegar a nuestras mesas. Y por una buena razón: durante mucho tiempo, fue cultivado por sus cualidades estéticas y medicinales, pero se consideraba tóxico debido a su similitud con el fruto de la mandrágora, otra solanácea. Solo se convirtió en un habitual en nuestras mesas a principios del siglo XX.

El Tomate es una planta herbácea vivaz en climas tropicales, se cultiva como anual en nuestras latitudes. Se lignifica con el tiempo y produce pequeñas flores amarillas insignificantes reunidas en cimas que se transformarán en frutos. El Tomate se cultiva en terreno abierto, pero también puede instalarse en macetas en un balcón, privilegiando las variedades de pequeño desarrollo.

Es una hortaliza fruta que presenta numerosos beneficios nutricionales. Bajo en calorías como la mayoría de las hortalizas, rico en agua, contiene especialmente una molécula muy interesante: el licopeno, un potente antioxidante. También se distingue por su riqueza en vitamina C, provitamina A y oligoelementos.

En cuanto a la cocina, los Tomates se consumen crudos o cocidos de múltiples maneras: en ensaladas o para el aperitivo, asados, rellenos, marinados, confitados, en ratatouille, en puré... Hay de todos los colores, formas y tamaños. ¡Aprovecha y cultiva varias variedades en el huerto para variar los placeres!

La cosecha: Los períodos de cosecha varían según la precocidad: las variedades tempranas se cosechan de 55 a 70 días después de la siembra, las variedades de media temporada de 70 a 85 días y las variedades tardías más allá de 85 días. La recolección se realiza cuando el Tomate adquiere su color definitivo y su textura, manteniéndose firme, muestra un ligero ablandamiento. Para una mejor conservación, asegúrate de recolectar el fruto con su pedúnculo. Ten en cuenta que los frutos inmaduros, los tallos y las hojas contienen solanina y no deben ser consumidos.

La conservación: La temperatura óptima de conservación del tomate se sitúa entre 10 y 15°C. La conservación en el refrigerador es posible, pero altera las cualidades gustativas de los frutos. Para una conservación más larga, los Tomates pueden ser confitados, secados, congelados, enlatados o cocinados en mermelada. Para confitarlos, corta tus tomates por la mitad y recolecta su jugo. Coloca tus mitades de tomate hacia arriba, en la bandeja de horno. Sazona con sal, pimienta, azúcar y hornea a fuego muy bajo durante al menos una hora. Retira tus tomates, guárdalos en un frasco de vidrio y añade aceite de oliva.

El truco del jardinero: Para limitar los riegos, te recomendamos cubrir el suelo con finas capas sucesivas de césped cortado, preferiblemente mezclado con hojas secas. Esta protección, que mantiene el suelo húmedo, también limita las malas hierbas.