Cilantro de semillas finas

El Cilantro de semillas finas es una variedad lenta en producir semillas. Es una planta aromática anual que se asemeja al perejil, su aroma evoca una mezcla de apio rama con un toque de anís o naranja. Sus hojas y semillas secas se utilizan en la cocina oriental y asiática. Las siembras deben escalonarse de abril a julio para una cosecha de junio a septiembre.

El Cilantro pertenece, al igual que el Cerefolio y el Eneldo, a la familia de las Apiáceas (anteriormente Umbelíferas) y forma una hermosa planta que puede alcanzar los 50 cm de altura. Se cultiva al sol o a media sombra, en tierra bastante rica.

Aunque es fácil de cultivar, ya sea en macetas o en terreno abierto, es una de esas plantas muy reactivas que necesitan un mínimo de calor para crecer pero que no toleran bien los períodos de sequía que provocan su rápida producción de semillas. Para contrarrestar esta sensibilidad y disfrutar de esta planta aromática durante un largo período, le recomendamos escalonar las siembras en el tiempo, idealmente cada 3 semanas.

Es una planta condimentaria con un aroma bastante potente. Sus hojas aromatizan adobos, pescados, ensaladas. Es preferible utilizarla cruda, ya que la cocción altera un poco su aroma. Las semillas, con un sabor dulce y cítrico, son perfectas con los pepinillos pero también, molidas, en panes de especias.

Cosecha: La cosecha de Cilantro (hojas y semillas) se extiende, siempre y cuando se escalonen las siembras, a lo largo de un largo período, desde principios del verano hasta el otoño.

Conservación: Las hojas de Cilantro se conservan unos días en el refrigerador o, unos meses mediante secado o congelación. Sin embargo, es preferible, para disfrutar plenamente de su aroma, consumirlas recién cortadas. Las semillas, una vez bien secas, se guardan en bolsas de papel o en frascos, a temperatura ambiente y protegidas de la humedad.

El truco del jardinero: Para limitar los riegos, le recomendamos, a partir de finales de mayo, cubrir el suelo con finas capas sucesivas de recortes de césped, preferiblemente mezcladas con hojas secas. Esta protección, que permite que el suelo permanezca húmedo, también reduce la necesidad de desmalezar.