Calabaza bonetera Variegata

La Calabaza Patisón verde moteado de blanco es una hermosa variedad antigua que ya deleitaba a las poblaciones precolombinas. Con forma estrellada y ligeramente abombados, los frutos blanco crema rayados de verde abeto producen una pulpa con sabor a alcachofa, lo que le valió uno de sus apodos: alcachofa de Jerusalén. Pueden alcanzar los 3 kg y 25 a 30 cm de diámetro. Recolectados jóvenes, se preparan como los calabacines (crudos, al vapor, al horno, marinados, etc.) porque su epidermis aún es muy tierna. Para una presentación original, prepáralos rellenos. Sin embargo, para ello es necesario esperar a que los frutos estén más maduros con una piel más firme. Se comportan entonces como las calabazas y se conservan durante mucho tiempo en buenas condiciones. La Calabacín Patisón verde moteado de blanco es una variedad no rastrera que se puede cultivar en espacios pequeños como un balcón, un patio o una terraza. Sin embargo, se le debe asignar un recipiente de al menos 30 a 35 l. Los calabacines y las calabazas son bajos en calorías pero son ricos en vitaminas, especialmente en provitamina A, vitamina B y minerales.

Anaranjadas, verdes, rojas, amarillas, negras o incluso azules, lisas, acostilladas, verrugosas, de piel tierna, etc. las calabazas y los calabacines nos ofrecen una sorprendente variabilidad de formas, colores y tamaños, ya que se hibridan con una facilidad desconcertante. Por eso existen tantas variedades.

En el lenguaje común, calabaza de invierno se refiere a todos los tipos de calabazas, potimarrones, calabazas, etc., de piel coriácea y pulpa delicadamente dulce. Por calabazas de verano o calabacines, se entienden las diferentes variedades que se cosechan aún jóvenes cuando la piel aún es tierna. Estas últimas se consumen con las semillas.

Todas ellas son originarias de América y pertenecen a la gran familia de las cucurbitáceas. Fueron introducidas en Europa en el siglo XVI.

Existen una decena de especies de calabazas, de las cuales cuatro son las más cultivadas en nuestros huertos. Se trata de las Cucurbita pepo, de las Cucurbita moschata o calabazas muscadas, de las Cucurbita maxima y finalmente las Cucurbita argyrosperma.

• Las Cucurbita pepo: son las más representadas en los huertos, incluyen ciertas calabazas, los calabacines, los patissons, etc. Se reconocen generalmente por sus hojas rígidas y recortadas y su pedúnculo anguloso con al menos 5 costillas que no se ensancha en el punto de inserción en el fruto.
• Las Cucurbita moschata o calabazas muscadas: tienen hojas blandas. El pedúnculo es muy acostillado y se ensancha notablemente en el punto de inserción del fruto. Las hojas tienen forma de corazón.
• Las Cucurbita maxima: son principalmente los potirrones. Su pedúnculo es redondo y adquiere un aspecto un poco esponjoso. Como sugiere el nombre de la especie, se refiere sobre todo a variedades de frutos grandes. Las hojas presentan 5 lóbulos.
• Las Cucurbita argyrosperma: muy poco representadas en nuestros jardines, muestran hojas trilobuladas y un pedúnculo muy grueso, robusto y no acostillado.

Generalmente rastreras, se sujetan a cualquier soporte con sus zarcillos. Las flores femeninas se distinguen de las flores masculinas por su ovario inferior (debajo de la flor) que marca como un embrión de fruto. En muchas regiones, las flores masculinas se recolectan justo después de la polinización para ser consumidas rellenas o en buñuelos. Las formas de consumir las calabazas y los calabacines son múltiples. Salteadas, fritas, gratinadas, en sopas o rellenas. Los calabacines destacan en la ratatouille provenzal, la caponata italiana, el cuscús magrebí o en numerosos platos mediterráneos emblemáticos.

La cosecha: Las calabazas y los calabacines son frutos que necesitan mucha agua para dar lo mejor de sí mismos. Las calabazas serán mejores si se cosechan maduras. Los calabacines se cosechan jóvenes y frescos, aún inmaduros. Todos deben ser manipulados con cuidado y mantenerse libres de cortes o golpes.

La conservación: Los calabacines se conservan cortados en trozos y congelados. Su piel frágil no es adecuada para la conservación en su estado. Las calabazas de invierno de piel coriácea se conservan varios meses y se consumen durante todo el invierno. A diferencia de otras frutas y verduras, necesitan calor para una conservación óptima. No es necesario guardarlas en un lugar oscuro, así que guárdalas donde su silueta rechoncha pueda ser apreciada.

El truco del jardinero: interponga una placa de pizarra o una teja debajo del fruto. No estará en contacto directo con el suelo, evitando que se pudra por la humedad. Del mismo modo, les gustan especialmente los suelos ligeramente húmedos. Por lo tanto, recuerde cubrir alrededor de los pies, especialmente en pleno verano. Las calabazas y calabacines son muy propensos al oídio (enfermedad fúngica que deja como un polvo blanco en la superficie de las hojas). Evite cuidadosamente regar las hojas o las flores. Asocie sus calabazas con alliums como la cebolleta, las cebollas o el chalote o con leguminosas como los frijoles o los guisantes. Por otro lado, la combinación calabaza - pepino podría perjudicar a ambas partes.