Remolacha forrajera Amarilla Vauriac

La remolacha forrajera amarilla de Vauriac es una variedad con pulpa blanca y piel amarillo anaranjado. De forma cilíndrico-cónica, puede alcanzar los 20 cm de longitud. Esta variedad es una de las más productivas entre las remolachas forrajeras. De selección francesa, proviene de una remolacha alemana llamada "La jaune d'Allemagne" en el siglo XIX.

El cultivo de remolachas forrajeras es particularmente productivo además de poseer un valor nutritivo interesante. Normalmente destinada a la alimentación animal, es perfectamente comestible para los humanos, aunque su sabor es notablemente menos aromático que el de sus homólogas hortícolas. Su sabor muy suave se asemeja al del rábano blanco. Al igual que este último, será más acertado utilizarlo en platos con salsa o en recetas asiáticas en sustitución del rábano daikon japonés.

Las remolachas forrajeras temen la competencia de las raíces, por lo que es muy importante desmalezar regularmente o mulchar alrededor de los pies.

Las remolachas son vegetales de raíz bienales. El primer año se dedica a la acumulación de nutrientes en la raíz. El segundo año, la planta utiliza esta reserva para producir la floración y luego la montaison en semillas. La raíz comestible se cosecha en el primer año, pero si desea producir sus propias semillas, deberá esperar al año siguiente reservando algunas plantas para este fin. A veces llamadas zanahoria roja o raíz roja, las variedades de remolacha difieren, sin embargo, por su color: las hay rojas, blancas, amarillas, naranjas o rosadas, por sus formas cilíndricas, esféricas, ovales, etc. y por su contenido de carbohidratos. Se clasifican en tres grandes categorías, a saber

• las remolachas hortícolas generalmente plantadas en huertos,
• las remolachas azucareras cultivadas en campo abierto para extraer el azúcar,
• y finalmente las remolachas forrajeras destinadas al ganado, pero muy sabrosas en la alimentación humana.

La remolacha no solo es un alimento rico en carbohidratos, sino que también es conocida por su alto contenido de vitaminas y minerales, especialmente potasio.

La conservación: una vez arrancadas las remolachas, se dejan secar de nuevo durante un día completo en el suelo. Para conservarlas durante todo el invierno, se recomienda almacenarlas en un lugar fresco y oscuro como un sótano o una bodega. Para optimizar la conservación y preservar al máximo las cualidades gustativas, se pueden enterrar bajo una capa de arena bien seca.

El consejo del jardinero: las remolachas deben plantarse a pleno sol, pero también deben permanecer en un suelo fresco. Para mantener estas dos condiciones, recuerda mulchar alrededor de las plantas.