Rutabaga Brora

El Rutabaga Brora es una variedad rústica con piel rojo púrpura y carne amarilla. Su sabor es muy dulce, sin amargor alguno. Tierno, se cocina rápidamente y se conserva muy bien. Se siembra de mayo a junio para una cosecha de octubre a diciembre. Este Rutabaga ha sido premiado por la prestigiosa Royal Horticultural Society por sus cualidades.

El Rutabaga, también conocido como Chou-navet, Chou de Siam o Chou Sueco, es una hortaliza de raíz originaria del norte de Europa que pertenece a la extensa familia de las Brassicáceas. Proviene del cruce entre el repollo y el nabo y lleva el nombre latino de Brassica napus. Se cultiva como planta hortícola o forrajera, por su raíz blanca o amarilla, similar al nabo.

Por décadas, este vegetal se mantuvo alejado de nuestras mesas por recordar demasiado la guerra y sus restricciones, pero es fácil de cultivar y se desarrolla muy bien en climas fríos y húmedos.

Su valor nutricional es alto y su sabor se asemeja al de la patata y al rábano. Se consume generalmente cocido, en sopa, puré, gratinado e incluso en papas fritas con sabor a caramelo. Rallado y crudo, se puede disfrutar en ensalada con zanahoria. Desde el punto de vista dietético, el rutabaga es muy interesante: es bastante calórico y contiene mucho potasio, calcio y fósforo. Se le conoce por ser digestivo, e incluso ligeramente laxante. Es una excelente hortaliza de otoño e invierno.

En el huerto, el Rutabaga Brora comparte, en menor medida, los mismos requisitos que los demás coles: sol, suelo profundo y bien drenado, buen abono de fondo y humedad regular.

Cosecha: el Rutabaga Brora se cosecha simplemente arrancándolo cuando ha alcanzado la madurez.

Conservación: se conserva muy bien en la tierra (siempre que esté bien drenada) o en silo. Se puede guardar en el refrigerador durante varios días o semanas, e incluso varios meses en el congelador después de haberlo blanqueado unos minutos en agua hirviendo con sal.

El consejo del jardinero: Para reducir el riego, le recomendamos que, una vez que las plantas estén bien desarrolladas, cubra el suelo con finas capas sucesivas de césped cortado, preferiblemente mezclado con hojas secas. Esta protección, que mantiene el suelo húmedo, reduce las malas hierbas y sirve como protección térmica contra los fríos más intensos.