Salvia - Salvia patens

Sensible al frío, esta hermosa salvia, también conocida como Salvia patens, es una vivaz tuberosa de origen mexicano a menudo cultivada como anual en nuestros climas. Pero el azul increíble que le ha dado su nombre de genciana, así como sus grandes flores de forma típica, justifican plenamente su cultivo en todos los jardines. Su floración aporta relieve y dinamismo a los macizos, mientras que su resistencia al calor y la sequía la convierten en una candidata ideal para los contenedores. Muestra un crecimiento rápido, prefiere suelos ricos y drenados, y pleno sol.

La Salvia patens es una planta de la familia de las lamiáceas, al igual que todas las otras salvias. Es una vivaz de porte erguido, de 60 a 80 cm de altura por 45 cm de extensión. Sus tallos llevan grandes hojas opuestas, pubescentes, de forma triangular, de un verde intenso. Florece desde el año de la siembra. Las inflorescencias aparecen de julio a octubre, pero es en septiembre cuando está más florida. Las flores están dispuestas en racimos en la parte terminal de los tallos apicales. Sus flores, de 2 a 3 cm de longitud, son bastante grandes en comparación con la mayoría de las otras salvias. Están implantadas de dos en dos a lo largo del tallo, y lucen un azul muy puro, visible desde lejos. La floración, nectarífera y melífera, alimenta a numerosos insectos polinizadores. La raíz de Salvia patens es gruesa y tuberosa. Se desarrolla a partir de una raíz gruesa y tuberosa. Se resiembra fácilmente en suelos drenados y ligeros.

La salvia genciana es una planta ideal para los parterres soleados o los macizos. El color azul de sus flores se combina bien con el rosa intenso de las flores de la Salvia microphylla, en todo su esplendor en septiembre. También puede ser interesante combinarla con ásteres, follajes grisáceos (Artemisa, Senecio vira-vira...) que requieren condiciones de cultivo bastante similares.