Rosa arvensis - Rosal silvestre

Rosa arvensis, el rosal silvestre o rosal de los campos, es un rosal botánico europeo naturalmente presente en los bosques y setos de la mayor parte de nuestro país. Es una especie de floración no remontante que, sin embargo, no carece ni de carácter ni de robustez. Solo florece una vez, en verano, pero sus bellas rosas blancas son agradablemente perfumadas, y abren en abundancia, reunidas en ramos. Su fructificación roja será un festín para los pájaros. Coloque este rosal al sol o a media sombra, en un entorno campestre, en macizos o como gran cubresuelos. Prosperará sin cuidados una vez bien establecido.

El Rosa arvensis, de la familia de las Rosáceas, se encuentra desde Europa occidental hasta Turquía. A veces se le llama rosal rastrero, debido a su porte bajo y ancho y su capacidad para enraizarse espontáneamente. En su madurez, forma un arbusto espeso de aproximadamente 75 cm de altura y al menos 1 m de ancho. Las ramas, de color rojo púrpura el primer año y luego verde oscuro, tienen grandes espinas, poco arqueadas. Colgantes, se enraízan fácilmente al contacto con el suelo, permitiendo que el arbusto se extienda en anchura. Las hojas, caducas, están divididas en 5 a 7 folíolos ligeramente vellosos y dentados de color verde oscuro. Caen en otoño. La floración tiene lugar a principios de verano. Se presenta en forma de racimos piramidales llamados corimbos, compuestos por varias flores de 3 a 5 cm de diámetro. Cada una, en forma de copa aplanada, está formada por 5 pétalos ligeramente lobulados de color blanco marfil. En el centro de la flor se encuentran estambres amarillos que rodean una pequeña columna prominente compuesta por estilos soldados. Los frutos son más o menos esféricos, comestibles, volviéndose rojos en la madurez.

El rosal silvestre es una planta poco exigente con el suelo, muy resistente, perfectamente adaptada a todas nuestras regiones. Esta especie es apreciada como planta melífera y fuente de alimento para los pájaros. Se puede utilizar de forma natural, como cubresuelos, sobre un muro, en el frente de un macizo arbustivo o incluso en un seto libre. Asócielo, por ejemplo, con otros rosales botánicos o antiguos, arbustos con flores como los Deucia o los seringatos, el Amelanchier ovalis, un avellano rojo Zellernoot...