Rosa omeiensis Pteracantha

El Rosa omeiensis pteracantha, también conocido como Rosa sericea pteracantha o más bellamente rosal sedoso, es un rosal botánico chino muy original, cultivado por la belleza de sus grandes aguijones rojos y translúcidos a contraluz, muy ornamentales en los jóvenes brotes. Arbusto tupido y denso, produce a principios de verano pequeñas flores en forma de escaramujos blancos, ligeras como mariposas revoloteando sobre un follaje de helecho verde oscuro. Muy rústico, soporta bien la sequía y prefiere las exposiciones soleadas. Una hermosa curiosidad para introducir en un gran jardín, en un seto campestre. Sus ramas originales también son muy utilizadas en el arte floral.

El Rosa sericea subsp. omeiensis f. pteracantha es un rosal silvestre originario de las altas montañas del centro y suroeste de China (entre 2000 y 4000m de altitud). Descubierto en 1884 por el abate Delavay en un bosque de coníferas, fue introducido en Francia hacia 1890. Está clasificado en la misma familia que el rosal a hojas de pimpinela, debido a su follaje fuertemente recortado en 5 a 13 minúsculos folíolos con el borde finamente dentado. Se trata de un gran arbusto o de un arborito vigoroso, de porte erguido y tupido, que puede alcanzar 2m a 2.50m de altura, e incluso más si no se poda, un poco menos en anchura. Sus ramas jóvenes son de color gris-verde lavado de rojo, revestidas de una funda de sedas finas y armadas de numerosos aguijones triangulares, muy anchos en la base (hasta 2 cm), en forma de crestas, de un color rojo que atraviesa la luz del sol. Se vuelven opacas en los tallos más viejos. La floración tiene lugar en junio, y presenta una característica única: los escaramujos blancos de este rosal tienen solo 4 pétalos en lugar de los 5 habituales. Miden aproximadamente 2.5 a 3.5 cm de diámetro. Dan paso a frutos amarillo-anaranjados, que se vuelven rojos al madurar, coronados por sépalos persistentes espinosos. Una poda corta en primavera favorecerá la producción de numerosos brotes jóvenes.

Si la pasión por los rosales botánicos es poco común, está ampliamente justificada, especialmente en suelos ingratos o bajo climas difíciles: estos rosales no solo son los progenitores de nuestras rosas modernas, sino que también suelen ser más robustos y muy confiables. El rosal sedoso es un rosal excéntrico y lleno de encanto, verdaderamente poco exigente, un rosal especial para un jardín de curiosos. Será útil en un seto de boscaje o defensivo, ya que forma una masa espinosa difícil de atravesar. Se elegirá cuidadosamente su ubicación, de manera que la luz, a contraluz, revele la esplendidez de sus espinas. Es hermoso frente a la masa de los grandes ásteres (Aster laevis, Aster turbinellus, Kalimeris mongolica, Solidaster), libre en un jardín salvaje, o rodeado de tonos cálidos como los follajes otoñales de los cotinus y los evónimos caducos. En primavera, el perfume y la redondez de los lilos, la candidez de los seringatos acompañarán su juventud recién estrenada, mientras que en verano, los buddleias y los rosales antiguos trepadores tomarán el relevo. Por último, es un arbusto muy rústico, sin mantenimiento, frugal y resistente a la sequía una vez bien establecido.