Rosal Adélaïde d’Orléans - Rosal liana

El Rosal Adelaïde de Orleans es un rosal liana reconocible entre todos, debido a su carácter inimitable. Se le identifica fácilmente también por su floración tardía, pero notablemente abundante hacia mediados de junio, en forma de rosas semi-dobles, de tamaño medio, de un blanco-crema delicadamente teñido de rosa carnoso, con un suave perfume a primavera. Se mezclan en sus ramas con bonitos botones rosados, perfectamente realzados por un follaje verde muy oscuro, persistente en la mayoría de nuestros climas. Esta variedad, procedente del Rosa sempervirens, no es ciertamente la más resistente, pero es poco exigente y realmente elegante cuando se guía sobre un arco o una pérgola.

Este gran rosal es un cultivar antiguo, comercializado desde 1826, descendiente del Rosa chinensis y del rosal siempreverde (Rosa sempervirens). Este último es originario del Sur de Europa, del Norte de África y de Asia Menor. Los rosales procedentes de sempervirens suelen ser persistentes, vigorosos (y a veces un poco fríos) y resisten bien los suelos secos, los climas cálidos y la semisombra de los bosques. 'Adelaïde de Orleans' nació de las manos de Jacques, el jardinero jefe del Duque de Orleans (al que llamaremos Luis Felipe), y las numerosas cualidades con las que fue dotado le han permitido pasar los siglos sin envejecer. Forma una liana vigorosa que alcanzará fácilmente 4 a 5m de altura con una envergadura de 2 a 3 m. Sus largos tallos son muy flexibles, con algunos pequeños aguijones curvados y cubiertos de un follaje abundante y muy sano, de un verde oscuro brillante. Las flores de esta variedad nacen de bonitos botones rosados. Se forman en abundancia, desde mediados de junio, durante 3 semanas, ocultando todo el follaje. A veces se observa una ligera remontada otoñal. Los botones se abren en flores semi-dobles de 6 cm de diámetro, ligeramente inclinadas, evocando a las de los guindos. Deliciosas, encantadoras, exhalan un suave perfume floral y fresco. Los pequeños frutos rojo-anaranjados que deleitan a los pájaros en la mala temporada son en realidad falsos frutos carnosos llamados escaramujos. Contienen una gran cantidad de aquenios con una sola semilla.

'Adélaïde de Orleans' es un rosal sin preocupaciones y de toda belleza, que se adapta en todas partes. Es tan poco exigente que acepta suelos bastante secos en verano, y se comporta muy bien a media sombra, especialmente en el sur de nuestro país. Si crece libremente, se volverá casi tan ancho como alto, desplegando la exuberancia de su vegetación y su extraordinaria floración. Como ninguna otra liana, dará un aire de abandono a un arco, plantado sobre un paseo o en segundo plano de los macizos algo rígidos. Es un compañero ideal para los árboles muertos o vivos, las vallas inciertas y los horribles edificios o cobertizos a los que les da un encanto loco. Como solo florece una vez, se puede combinar con las clemátides viticella Purpurea Plena, o texensis Princess Kate, que tomarán el relevo y soportarán ambos suelos relativamente secos si son profundos.