Rosier grimpant Ginger Syllabub

El Rosal trepador Ginger Syllabub es un rosal inglés reciente, aún poco difundido en Francia, pero con una excelente nivel de floración y una buena salud. Ofrece rosas muy dobles, en copas muy llenas, apretadas, muy perfumadas, con un color original y suave. Son de un amarillo albaricoque pálido, cremoso, con reflejos naranja rosados en el centro. Este rosal de estilo antiguo produce ramas flexibles que llevan rosas al menos tres veces en la temporada, entre junio y octubre. Una variedad vigorosa y elegante, que se armonizará muy fácilmente con una amplia paleta de colores, con otros rosales, plantas perennes o arbustos florales.

Este rosal es un cruce inglés de Harkness, nacido en el año 2000. Este maravilloso híbrido moderno, resultado de Graham Thomas y de una siembra, muestra un porte erguido y flexible. Alcanzará  2.50m a 3m de altura con una envergadura de 1 a 2 m, según las condiciones de cultivo. Sus largos tallos son flexibles y están cubiertos de un follaje verde oscuro, muy resistente a las enfermedades. Las flores de este trepador, con floración remontante, se forman en junio-julio, y luego en oleadas sucesivas, hasta octubre. Nacen en cortos brotes del segundo año, en botones rosados-anaranjados suaves. Se abren en grandes copas muy dobles, de 9 a 10 cm de diámetro, formadas por cuartos de pequeños pétalos albaricoque suave y ámbar, plisados al estilo antiguo, tornándose rosa pálido con matices de naranja en el centro. Son todas diferentes, creando un bello efecto de tonos muy suaves. Están rodeadas de un perfume bastante pronunciado, exquisito. Los pequeños frutos que deleitan a las aves en la mala temporada son en realidad falsos frutos carnosos llamados escaramujos.

'Ginger Syllabub' es un rosal original, floreciente y dotado de la fuerza de lo tierno, fácil de conducir en un poste o una columna. Como los otros grandes rosales, al igual que con Gishaine de Félignonde con el que combina tan bien, es inigualable para dar un toque de abandono plantado sobre los macizos un poco demasiado estrictos. Es un compañero ideal para un viejo árbol frutal, un pequeño pilar y para los cobertizos a los que les da un encanto loco. Enrejado en un arco, cerca de la terraza, constituirá un paso poético y perfumado.