Rosal Guinée - Rosal trepador

El Rosal trepador Guinea, poderosa evocación de los rosales históricos de Té, es sin duda el más suntuoso de los rosales trepadores con flores rojas oscuras, un verdadero homenaje a las bellezas negras, provenientes de tierras lejanas donde el verano es interminable. Sus rosas, fastuosas, están tejidas de satén carmesí y aterciopelado, en un torbellino perfumado en el que se pierden reflejos negros que atrapan la pesada fragancia de las rosas antiguas. Son dobles, pesadas de pétalos, moldeadas en copas abiertas y de un color inalterable bordado con un sorprendente corazón de estambres dorados. Su vegetación, por su parte, es más bien de vigor medio y sensible al gran frío. Por lo tanto, se adoptará preferentemente en climas suaves.

El rosal Guinea forma parte de la compleja familia de los híbridos de Té, es muy cercano a los rosales históricos de Té, que son poco resistentes, generalmente tienen un porte trepador y temen las podas severas. Es un logro del rosalista francés Charles Mallerin, datado en 1938. Se trata de un rosal sarmentoso de porte flexible y tallos espinosos que alcanzan una altura de 3 a 5 m con una envergadura de 1 a 2 m, según las condiciones de cultivo. Su vegetación es de vigor medio y su follaje, verde oscuro, brillante y caduco, es bastante sensible a enfermedades como la Marsonia y el oídio, lo que obligará a tratarlo preventivamente. Se distingue por el color y la textura única de sus grandes rosas solitarias, de 10 cm de diámetro, así como por su fragancia embriagadora, premiada en 1938 por la Ciudad de Lyon. Si su floración estival es deslumbrante, la remontada es irregular y depende de los cuidados brindados a la planta.

'Guinea' es simplemente un rosal magnífico, desplegado y oscuro, para destacar en un pequeño poste, una columna, enrejado en un arco cerca de la terraza, incluso en un pequeño jardín, para disfrutar de su excepcional fragancia. Es inigualable para dar un toque teatral, plantado sobre los macizos un poco románticos, y combina bien con las rosas moradas de Blue Girl, de Sissi o las corolas blancas del rosal inglés Winchester Cathedral. Es un compañero ideal para los arbustos florales (buddleias, seringatos, hibiscos) y las vivaces como las campanillas y las digitales, a las que les aporta un encanto irresistible.