Clematis armandii Hendersonii Rubra - Clemátide de Armand

La Clemátide armandii Hendersonii Rubra es una forma más púrpura de la clemátide de Armand, en la que se puede ver surgir el color rojo en diferentes niveles, desde los jóvenes brotes hasta las pequeñas flores rosadas llevadas por pedúnculos rojo sangre. Esta liana vigorosa es una de las pocas clemátides persistentes, que también son más sensibles al frío que las especies caducas. Su floración temprana, en cascadas rosas divinamente perfumadas, con notas de flor de azahar y vainilla, se anuncia desde finales del invierno en el sur de nuestro país, y explota realmente en marzo-abril. Una de las mejores formas de utilizar esta hermosa clemátide es instalarla en una gran seto de arbustos en los que se apoyará y que, al mismo tiempo, ocultarán las hojas muertas y marrones que permanecen mucho tiempo en las ramas.

La clemátide de Armand es una especie botánica china persistente, robusta y florífera, capaz de cubrir rápidamente grandes superficies. Originaria del centro y oeste de China, fue introducida por Ernest Wilson en 1900 en Europa. El cultivar 'Hendersonii Rubra', nacido a finales de los años 1950,  seleccionado e introducido en California por los jardines experimentales Henderson, se distingue por su fuerte coloración en tonos rojos en ciertas partes de su vegetación, sus hojas más oscuras y brillantes, y unas flores más intensamente coloreadas de rosas, especialmente en el reverso. Estas plantas pertenecen a la familia de las ranunculáceas.

'Hendersonii Rubra' emite desde su tocon leñoso tallos sarmentosos cuadrangulares de al menos 4 a 5 m de longitud, con la misma vigorosidad que la especie tipo. Con el tiempo, esta liana ocupará en el suelo más de 3,50 m de envergadura. El reinicio de la vegetación se anuncia a finales de febrero, con la aparición de grandes yemas florales de un rojo oscuro. Estas se hinchan y alargan rápidamente para florecer en grandes racimos de yemas rosa-púrpura llevadas por pedúnculos rojos y brillantes. Cada una da lugar a una flor de 5-6 cm de diámetro, compuesta por 4 tépalos blancos más o menos teñidos de rosa, con el reverso rosa oscuro, rodeando un corazón de estambres crema y verdosos. Su perfume, pronunciado, valiente, dulce, recuerda al de la flor de azahar y la almendra. Tras la floración, son los jóvenes brotes marrón-rojizos los que se desarrollan en las ramas. Estos se despliegan en hojas divididas en 3 grandes folíolos coriáceos, profundamente acanalados, muy barnizados, de un verde oscuro. Estas hojas están tan firmemente unidas a los tallos que les cuesta desprenderse cuando se secan. Entonces se forman amplias zonas marrón-negruzcas, más o menos ocultas bajo el follaje joven. Puede ser útil retirar estas hojas muertas, por razones estéticas únicamente. 

Esta clemátide Hendersonii Rubra es poco rústica y soporta mal los inviernos fríos, en particular en suelo pesado y en exposición ventosa. Plántela hasta en la región parisina para embellecer un muro bien expuesto, muy soleado, donde puede soportar heladas cortas del orden de -12/-15°C una vez establecida. En cambio, es una estrella de los jardines del sur, al igual que las rosas banksiae con las que se asocia bien: resiste perfectamente a los veranos secos y calurosos después de 2 a 3 años de cultivo y cuidados atentos, siempre que esté bien instalada en un suelo profundo, bien preparado, enmendado y aflojado. Es mejor evitar que trepe sobre una tonnelle o pérgola por dos razones: su follaje persistente oculta el sol en invierno y su follaje seco, que se acumula bajo la vegetación, no es muy estético. Pero la belleza de esta liana y el embriagador perfume de sus flores valen la pena unos minutos de poda minuciosa, una vez al año.