Clematis Proteus

La  clemátide 'Proteus' es una trepadora magnífica y vigorosa. A finales de primavera, produce grandes flores muy dobles de un rosa lila, pudiendo alcanzar los 15 cm de diámetro. Opulenta y generosa, aportará elegancia y refinamiento a tu terraza plantada en una gran maceta, pero también al pie de un arco, o enredándose en un gran arbusto. Ofrécele un sustrato rico, fresco y drenado, al sol o a media sombra.

La clemátide Proteus pertenece a la gran familia botánica de las Ranunculáceas - que reúne ornamentales tan variadas como los aconitos, las anémonas, las ranúnculas... Las clemátides han despertado desde hace siglos el interés de los amantes de las flores, y los viveristas se han dedicado a la creación de numerosos cruces cada vez más opulentos. Proteus es una variedad obtenida a partir de la especie botánica Clematis patens, originaria de Japón. De tamaño medio, de 2 a 3 metros de altura aproximadamente, presenta grandes hojas trifoliadas, es decir, con tres lóbulos profundamente cortados. Como la mayoría de las clemátides trepadoras, se sujeta a su soporte gracias a pecíolos transformados en zarcillos. En las clemátides, lo que llamamos pétalos está en realidad constituido por los sépalos.
La clemátide Proteus es un híbrido inglés, obtenido en 1876 por el viverista Charles Noble en el Reino Unido. Muy florífera, lleva entre mayo y junio un gran número de flores de 15 cm de diámetro, que permanecen bellas durante mucho tiempo. Muy dobles, presentan delicados pétalos rosados, ligeramente lavados de malva lila. El centro de la flor se abre muy gradualmente en una sucesión de pétalos algo arrugados, hasta descubrir el encantador corazón amarillo crema. Si el tiempo es benigno, la floración a menudo vuelve en septiembre.

El cultivo de la clemátide Proteus es bastante sencillo: dale un suelo profundo, bastante rico, flexible, fresco pero bien drenado. La única enfermedad realmente temible para esta clemátide es, de hecho, la enfermedad del marchitamiento, que aparece en caso de exceso de humedad en la base. Se caracteriza por hojas que se marchitan bruscamente. Para la mayoría de las clemátides, recuerda respetar el lema "cabeza al sol, pie a la sombra": si se necesita una exposición solar relativamente importante para una buena floración, es preferible proteger el pie de los rayos solares demasiado ardientes, por ejemplo, colocando una teja encima. También se recomienda plantar la cepa horizontalmente, para provocar la aparición de varios brotes desde la base de la planta. Cada año, a finales de invierno, puedes podar una rama de cada dos entre 30 y 50 cm del suelo, para regenerar la madera, ramificar la planta y aumentar la floración. Aprovecha para quitar la madera muerta.

Para una escenificación exitosa, proporciona a la clemátide un soporte adecuado : en macetas, elige una de tamaño suficiente (al menos 25 cm de ancho y lo más profunda posible), un pequeño enrejado puede ser suficiente. En el jardín, una pérgola, con a sus pies el Geranio himalayense, o un arco junto a la clemátide de los Alpes de encanto más salvaje, o incluso un gran arbusto como el Dipelta ventricosa serán soportes ideales para realzarla. También se puede dejarla correr por el suelo, emergiendo con alegría en medio de las vivaces.