Clematis armandii - Clemátide de Armand

La Clematis armandii, también conocida como Clemátide de Armand, es una especie magnífica china apreciada por su vigor, sus grandes hojas persistentes de un verde oscuro y brillante, y su floración temprana, en panículas blancas divinamente perfumadas, que comienza desde finales de invierno en el sur de nuestro país. Como no se sujeta sola, es necesario ponerla en espaldera sobre un soporte como un gran enrejado cuando se instala al pie de una pared. Esta clemátide es majestuosa plantada en un seto de arbustos sobre los cuales se apoyará y, al mismo tiempo, ocultará las hojas muertas y marrones que permanecen mucho tiempo adheridas a las ramas. Aunque no es la más resistente, es una de las clemátides más espectaculares.

La clemátide armandii es una especie botánica robusta, capaz de cubrir rápidamente grandes superficies. Es originaria del Himalaya, de China central y occidental, donde crece en bosques de hoja caduca y en bosquecillos. Esta especie prefiere suelos sueltos, profundos, y se adapta a terrenos tanto ligeramente ácidos como neutros o incluso calcáreos. Su rusticidad es de alrededor de -12 a -15°C durante periodos cortos. Las clemátides pertenecen a la familia de las ranunculáceas.

La Clematis armandii emite desde su tocón leñoso tallos sarmentosos cuadrangulares de 4 a 5m de longitud. Con el tiempo, esta liana ocupará en el suelo más de 4m de envergadura. El reinicio de la vegetación comienza en febrero, con la aparición de grandes yemas florales rojizas. Estas se hinchan y alargan rápidamente para florecer en grandes racimos de botones. Cada uno da origen a una flor de 5 cm de diámetro, compuesta por 4 tépalos blancos puros rodeando un corazón de estambres crema y verdosos. Su perfume, intenso, recuerda al de la flor de azahar y de la almendra. Tras la floración, son los brotes jóvenes los que se desarrollan en los tallos. Se despliegan en hojas divididas en 3 grandes folíolos coriáceos, profundamente acanalados, barnizados, de un verde oscuro. Estas hojas están tan firmemente unidas a los tallos que les cuesta desprenderse solas cuando se secan, al final de su vida. Así se forman amplias zonas marrón-negruzcas, más o menos ocultas bajo el follaje joven. Puede ser útil retirar estas hojas muertas por motivos estéticos únicamente.

La Clemátide de Armand es una variedad moderadamente resistente que soporta mal los inviernos muy fríos, especialmente en suelos pesados y en exposición ventosa. Plántela hasta en la región parisina para embellecer una pared bien expuesta y muy soleada. En cambio, es una estrella de los jardines del sur, al igual que los rosales banksiae con los que se combina bien: resiste perfectamente a los veranos secos y calurosos después de 2 a 3 años de cultivo y cuidados atentos, siempre que esté bien instalada en un suelo profundo, bien preparado, enmendado y aflojado. Puede plantarla, por ejemplo, en un seto, con el pie sombreado, en el que se colará. También se puede plantar a la sombra de un árbol grande, donde trepará para alcanzar la luz. Es mejor evitar lanzarla al asalto de una carpa de jardín o de una pérgola por dos razones: su follaje persistente oculta el sol en invierno y su follaje seco, que se acumula bajo la vegetación, no es muy estético. Pero la belleza de esta liana y el perfume de sus flores valen la pena de algunos minutos de poda minuciosa, una vez al año.