Clematis rehderiana

La Clematis rehderiana es una sorprendente clemátide silvestre nativa de las montañas del oeste de China. Es una especie herbácea y trepadora rara en cultivo, dotada de una floración amarilla pastel original, bastante fácil de aclimatar en jardines en suelo drenado. Es en la segunda parte del verano, y hasta el otoño, cuando aparecen sus bonitas flores amarillo claro, en forma de campanitas volteadas, colgando en racimos sobre su follaje verde claro. Como parece preferir los soportes horizontales, se utiliza para decorar vallas de altura media.

La Clematis rehderiana (anteriormente conocida como Clematis veitchiana) puede alcanzar los 5 m de altura, incluso 7-8 m si no se poda y las condiciones de cultivo son óptimas (en tierra rica, ligera y fresca). En sus montañas nativas de China, en Sichuan y Yunnan, crece en matorrales, a orillas de ríos y en setos, hasta los 3300 m de altitud. Las plantas jóvenes tardan 2 años en establecerse, luego el crecimiento se vuelve vigoroso. La planta comienza a florecer hacia finales de julioen los brotes del año y las flores se renuevan hasta octubre. Se asemejan a campanitas, están compuestas por 4 tépalos con la punta curvada y miden aproximadamente 2 cm de largo. Las inflorescencias organizadas en cimas paniculadas evocan al lirio de los valles amarillo pálido. Esta floración, más o menos perfumada, atrae a numerosos insectos polinizadores. Después de las flores se forman frutos plateados y plumosos. Las hojas de esta clemátide son caducifolias, se secan en otoñoy reaparecen en primavera. Son hojas ovales, de 8 cm de largo, compuestas por 7 a 9 folíolos trilobulados, dentados, pubescentes en el envés, de color verde claro. Están sostenidas por tallos volubles que se enroscan en su soporte gracias a sus pecíolos transformados en zarcillos. 

La Clematis rehderiana se establece en terreno abierto, pero también en macetas. Como todas las clemátides, aprecia tener el pie a la sombra, pero la cabeza al sol, y teme los suelos demasiado húmedos, pesados y mal drenados. A esta trepadora le encanta aferrarse a las mallas de las vallas y colarse entre los arbustos. Se puede asociar con campanillas azules, pero también con clemátides alpinas, que florecen en primavera. Las clemátides tangutica, por su parte, florecen al mismo tiempo, en una gama de tonos amarillos en perfecta armonía. Para crear un ambiente salvaje, también se puede combinar con la sorprendente Vid aconitifolia, adornada con bayas amarillas y luego anaranjadas al final de la temporada.