Clematis cirrhosa Balearica - Aján

La Clematis cirrhosa var. Balearica es una clemátide original con un hermoso follaje persistente muy recortado que evoca el de los helechos, y una asombrosa floración invernal. Esta característica le ha valido su nombre de Clemátide de Navidad. Sus flores en forma de campana, producidas en abundancia, de un amarillo muy pálido, ligeramente moteadas de pequeñas manchas rojas, a veces aparecen desde noviembre y pueden renovarse hasta abril según las regiones. En climas cálidos, el follaje desaparece en verano para escapar de la sequía. Esta variedad de tamaño mediano es ideal para cubrir una espaldera, una pared o un arbusto, en nuestras regiones no demasiado frías, especialmente en los jardines del Sur.

La Clematis cirrhosa Balearica es una planta trepadora leñosa de la familia de las ranunculáceas, de origen natural. Se trata de una forma de la Clematis cirrhosa, la clemátide de zarcillos originaria de la cuenca mediterránea, de Asia Menor y del Himalaya. Esta variedad Balearica fue descubierta en las Islas Baleares. Esta planta leñosa está provista de tallos finos volubles que se sujetan fácilmente a su soporte (en latín, cirrhosa significa que se enrolla como un zarcillo). Trepará hasta 2 o 3 m de altura y se extenderá de igual manera. Su floración a veces comienza en noviembre, en un follaje completamente nuevo, pero más frecuentemente ocurre en febrero-marzo, en forma de numerosos racimos de flores anchas de 3 a 6 cm, un poco blandas, gruesas, formadas por 4 pétalos curvados y ampliamente abiertos sobre un ramillete de estambres cortos verde-amarillo. La garganta de la flor, blanco-crema a amarillo muy pálido, está ligeramente moteada de rosa oscuro. Exhalan un ligero perfume a limón. Las hojas, verde oscuro, barnizadas, están divididas y lobuladas, con folíolos lanceolados groseramente dentados. El frío a menudo las tiñe de reflejos bronceados. Si se mantienen bajo un clima regado en verano, las hojas se enrollan y desaparecen tan pronto como llega el calor estival y su sequedad, generalmente hacia julio, en el sur de Francia.

La clemátide cirrhosa 'Balearica' es finalmente una planta vigorosa, poco exigente, graciosa y muy simpática debido a su belleza invernal. Y es una de las pocas clemátides que realmente se sienten felices en los jardines del Sur. Su único defecto es su rusticidad, a veces insuficiente en suelos húmedos, durante un invierno riguroso. No obstante, resiste a temperaturas del orden de -12°C, e incluso -15°C, en un suelo bien drenado, al sol y resguardada del viento. El espectáculo de sus flores moteadas destacándose en un cielo invernal plomizo sigue siendo una maravillosa sorpresa, incluso bajo el abrigo de una veranda fresca. Debido al ciclo de su vegetación, resulta interesante, en un jardín seco, hacerla trepar en un arbusto caduco (Vitex, lila, Cotinus), con un ciclo complementario. Sus cascadas de flores decoran sus ramas desnudas en invierno. En el jardín de fragancias, acompañará al Lonicera fragrantissima, que florece blanco en febrero embalsamando el aire circundante. En climas frescos, es hermosa todo el año. Se puede hacerla trepar en una espaldera, una valla o incluso en una pequeña estructura de hierro forjado, colocada en una gran maceta en la terraza.