Wisteria floribunda Macrobotrys De Belder - Glicinia japonesa

La Glicinia floribunda Macrobotrys De Belder es una selección de Glicinia japonesa rara, que se puede admirar en Bélgica en el magnífico Arboreto de Kalmthout, que fue adquirido en 1952 por Georges, Robert y Jelena De Belder. En el pie madre de esta Glicinia eclosionan en espléndidos drapeados racimos de flores en dos tonos de violeta que a veces alcanzan 1,40 m de longitud, con un ligero perfume a miel. Como todas las Glicinias del Japón, 'De Belder' es una planta trepadora extremadamente vigorosa que requiere espacio y un soporte muy sólido. La especie  floribunda se caracteriza por sus tallos volubles que se enrollan en sentido de las agujas del reloj en su soporte, a diferencia de los de su prima china. 

La Glicinia del Japón, también conocida como Glicinia florífera, o Glicinia japonesa en latín, es una planta trepadora de gran desarrollo y de crecimiento rápido perteneciente a la gran familia de las Fabáceas, al igual que el trébol, el alfalfa o los lupinos. Es originaria de los bosques japoneses y fue introducida en Europa a mediados del siglo XIX. Sus largos tallos volubles, que pueden alcanzar los 10 m de longitud, se lignifican con la edad. A veces un poco lenta para establecerse, es una planta robusta, perfectamente resistente al frío, poco exigente con respecto al suelo (aunque teme el exceso de caliza activa), capaz de crecer en suelos pobres y secos en verano si son profundos. Su enraizamiento es profundo y rastrero.

La variedad 'De Belder' se distingue por la longitud de sus inflorescencias y sus flores más coloridas. Sus tallos alcanzan fácilmente los 8 a 9 m de longitud y se enrollan alrededor de los soportes espontáneamente. El crecimiento de los nuevos brotes es muy rápido, del orden de varios metros en el espacio de una temporada en suelo fresco. La floración tiene lugar después de la de las Glicinias de China, en mayo-junio, en plantas jóvenes injertadas. Se desarrolla en las ramas ya foliadas situadas no lejos de los tallos principales lignificados. Adopta la forma de racimos de flores pendientes, de 60 cm a más de 1 m de longitud, contando con cientos de flores cada uno, menos perfumadas que las de la Glicinia china, pero más numerosas y notablemente escalonadas en la vegetación. Cada una, de color lila pálido, está realzada por alas y una quilla más violeta, así como una pequeña mancha amarillo-verde. Se abren sucesivamente, desde la base hacia la punta del racimo. Tras las flores, aparecen vainas pendientes, planas y verdes, hinchadas en la zona de las semillas, que se vuelven marrones cuando maduran. Las hojas jóvenes de color bronce aparecen antes de la floración y luego adquieren un tono verde claro. Son largas de 20 a 30 cm y están divididas en 13 a 19 folíolos ovales, dando al follaje un aspecto ligero. Antes de caer en otoño, las hojas adquieren un hermoso tono dorado. Muy duradera, la Glicinia Macrobotrys puede vivir más de 50 años. Su floración es nectarífera y melífera. Todas las partes de la planta son tóxicas para el ser humano.

Las Glicinias transforman en primavera las rejas, cercas, fachadas, pérgolas y glorietas. Merecen ser plantadas por su extraordinaria belleza, su vigor desmesurado, su carácter muy complaciente y su excelente resistencia a los fríos más intensos. La Glicinia del Japón De Belder es una variedad tan espectacular como fácil de cuidar. Esta planta llena de vida es particularmente útil para vestir una pared, una fachada, o cubrir una cerca desagradable. Se enreda alrededor de una cerca o de una espaldera sin restricciones si se le permite, y tiende a sofocar las plantas cercanas. Prefiérale una ubicación solitaria, a pleno sol o a media sombra en clima cálido. O bien asíciela con otras enredaderas tan potentes como ella, como la Madreselva (x) delavayi, persistente, de floración estival amarilla muy perfumada, o con la rosa de Banks 'Alba Plena', sin espinas y cubierta de pequeños pompones blancos en mayo. La Glicinia floribunda también se lleva muy bien con la  Clemátide montana y las trompetas trepadoras, que toman el relevo en verano.

Sin embargo, tenga paciencia: la primera floración de la Glicinia puede tardar en aparecer de 2 a 3 años, e incluso más, según las condiciones de cultivo.