Lonicera henryi - Madreselva

El Lonicera henryi, también conocido como Madreselva de Henry, es una madreselva verdaderamente persistente, con un follaje denso que se mantiene elegante durante todo el año. Esta planta trepadora vigorosa muestra un crecimiento relativamente moderado. Enrolla sus largos tallos alrededor de las ramas de los árboles y de las mallas de una espaldera que pronto cubre y adorna a finales de primavera y principios de verano con racimos de flores tubulares ligeramente perfumadas y vivamente coloreadas. Esta madreselva botánica, curiosamente poco plantada en nuestros jardines, fue reconocida en Courson por sus verdaderas cualidades ornamentales y su facilidad de cultivo.

La madreselva de Henry es una planta de la familia de las caprifoliáceas, originaria de China y el Tíbet. En la naturaleza, esta planta muestra un crecimiento vigoroso que la hace adecuada para espacios grandes y algo salvajes. En nuestros climas, dependiendo de las condiciones de cultivo, rara vez superará los 5 m de altura por 3 m de envergadura. En primavera, sus jóvenes brotes de color bronce dan paso a hojas oval-lanceoladas de 10 cm de longitud, enteras, coriáceas y persistentes, de color verde medio, lisas y brillantes. Este follaje resiste bien a las inclemencias del tiempo, aunque a veces se enrolla ligeramente debido al frío. La floración tiene lugar de junio a julio, en las axilas de las hojas y en los extremos de las ramas, en forma de cimas. Las flores en trompetas delgadas amarillo a ocre se tiñen de rosa-púrpura violáceo y dejan escapar estambres blancos y prominentes. Esta floración, perfumada, nectarífera y melífera, es seguida por la formación de pequeñas bayas carnosas de color negro violáceo, tóxicas para los humanos pero muy apreciadas por las aves.

Esta magnífica madreselva de Henry se planta en terreno abierto, en cualquier exposición siempre que el pie permanezca sombreado. Verdaderamente persistente, resistente y adaptable, es perfecta para cubrir una malla de cercado o para densificar un seto, incluso en invierno. Forma una excelente asociación con las clemátides, por ejemplo, en una espaldera, enrollando sus tallos volubles alrededor del soporte que se le brinda. Te encantará su fragancia en la terraza o cerca de una abertura (ventana, entrada), incluso en una situación sombreada. También se puede plantar en un seto, junto a arbustos con flores como los lilas, los seringats, deutzias o incluso los ceanotos arbustivos.