Passiflora caerulea - Flor de la pasión

La Passiflora Caerulea es sin duda la más rústica de las flores de la pasión ornamentales. Esta vigorosa especie sudamericana también es conocida como flor de la pasión azul, debido a la coloración azulada de sus flores curiosamente organizadas. Capaz de cubrir paredes enteras y trepar árboles, esta liana sabrá ser apreciada por su larga floración con suave aroma cítrico seguida de bonitos frutos anaranjados, comestibles pero sin valor gustativo. Imprudente en el Sur, esta pasiflora seducirá más a los jardineros más "nórdicos" que podrán apreciar su encanto exótico sin temor a ser desbordados por su hermosa exuberancia.

La Passiflora caerulea pertenece a la familia de las Passifloráceas, que reúne alrededor de 400 especies de lianas más o menos persistentes, originarias en su mayoría de las regiones tropicales de Sudamérica. Esta especie botánica se distingue por su buena resistencia al frío (-12°C para un ejemplar adulto), y a la sequía estival. Poco exigente en cuanto al suelo, se adapta a cualquier tierra bien drenada y suficientemente profunda, ácida, neutra o calcárea. Prácticamente persistente en el sur de nuestro país, perderá su follaje y sus tallos podrán helarse en invierno más al norte. Podrá ser cultivada en terreno abierto siempre que esté expuesta al sur o al oeste y acolchada en invierno. Su robusto tocón emitirá entonces nuevos retoños vigorosos en primavera.

Los largos tallos flexibles y angulosos de la pasiflora azul pueden superar los 7 m de longitud, su crecimiento es muy rápido en suelo fértil y fresco, y su enraizamiento profundo. Los ramajes verdes de esta liana se sujetan a cualquier soporte mediante zarcillos muy sólidos y están adornados con hojas anchas de 6-8 cm, gruesas, divididas en 5 lóbulos palmeados, de color verde oscuro. Su floración ligeramente perfumada es continua, de junio-julio hasta las primeras heladas. Las grandes flores de 8 cm de diámetro están compuestas por 3 grandes brácteas ovales, de color verde pálido, sobresalidas por 5 pétalos de un blanco azulado, a su vez sobresalidos por una doble corona de filamentos tricolores, azul violáceos en la periferia, blancos en el centro y púrpura en la base. En el centro de la flor se encuentra una columna (el pistilo) rodeada de 5 estambres terminados en pequeños 'martillos'. El perfume de las flores es acidulado y dulce, son muy visitadas por los insectos libadores. Tras las flores vienen frutos ovoides y blandos, del tamaño de un huevo pequeño, de color naranja. Crudo y aún verde, el fruto que contiene cianuro de hidrógeno es tóxico. Bajo una cáscara gruesa se esconden las semillas envueltas en una pulpa rojiza, poco jugosa y poco sabrosa. Algunas aves las consumen y contribuyen así a dispersar la planta en el jardín.

Muy plantada en los antiguos jardines meridionales, la pasiflora azul es una vigorosa liana que deberá ser controlada en clima favorable: su vigor es tal que se vuelve casi imposible de eliminar una vez bien establecida. Una poda severa a principios de primavera y la eliminación regular de los frutos permiten limitar su extensión. Esta trepadora que crece sin ayuda y sin riego una vez establecida hace maravillas en las vallas de malla o cuando se le permite conquistar un viejo árbol. Asóciela por ejemplo con una glicina, una clemátide o un Polygonum aubertii: son lianas igualmente vigorosas que la mantendrán bajo control y aumentarán la duración de la floración de una gran valla de malla.