Passiflora citrina - Flor de la pasión

La Passiflora citrina, también conocida como pasiflora cítrica, es una Maracuyá botánica originaria de los bosques de América Central. Es una planta trepadora vigorosa, particularmente florífera, de aspecto y temperamento tropical. Se aprecia por su real facilidad de cultivo, su frondoso follaje persistente, pero sobre todo por la duración y abundancia de su floración. Sus flores de tamaño modesto son originales por su color amarillo limón y su corola tubular que se abre en forma de estrella. Esta pasiflora se cultiva en maceta en la mayoría de nuestros climas, lo que permite invernarla en un invernadero templado o una habitación luminosa. El cultivo en suelo abierto solo es posible en nuestras regiones más suaves en invierno.

Mayoritariamente originarias de las zonas tropicales de Sudamérica, las pasifloras pertenecen a la gran familia de las pasifloráceas, que cuenta con 400 especies y numerosos híbridos espontáneos u hortícolas. La Passiflora citrina crece de forma natural en los bosques de pinos húmedos de las montañas de Honduras y del este de Guatemala. Se desarrolla en suelos húmicos ligeramente ácidos que no se secan en verano. Su resistencia al frío es baja, la raíz muere por debajo de -2 °C.

La pasiflora cítrica desarrolla tallos volubles que se sujetan a un soporte con zarcillos, alcanzando una altura media de 3 m a 4 m. Toda la planta es ligeramente velluda. Sus largos tallos están cubiertos de grandes hojas de un verde bastante intenso, ligeramente lustrosas, fuertemente nervadas, teóricamente perennes en invierno (excepto en caso de heladas). Su forma palmada es original, el limbo presenta 2 a 5 lóbulos. La planta florece cuando la temperatura supera los 15 °C, por lo que es capaz de florecer durante todo el año. Por lo general, en nuestros climas, las flores se producen sin interrupción de mayo a octubre. Las flores de un amarillo claro y brillante miden aproximadamente 4 cm de longitud por 2 cm de diámetro. Cada una tiene una base tubular que termina en 10 tépalos y pétalos finos y puntiagudos, ligeramente curvados. El centro de la flor está ocupado por una columna que contiene 4 estambres alrededor de un pistilo con 3 estigmas. En la naturaleza, la polinización la realizan los colibríes.

Esta Maracuyá cítrica no es una planta caprichosa, su cultivo está al alcance de los jardineros, incluso principiantes, y se comporta muy bien en interior. Crece sin dificultad en una buena tierra de jardín ligeramente ácida, ligeramente húmeda, y florece generosamente al sol en una ubicación resguardada. La poda, al final de la floración, consiste en reducir las ramas para conservar una bonita forma. Se puede guiar en diferentes soportes, enrejados, obeliscos, tutores o celosías. En las regiones no afectadas por las heladas, se puede hacer trepar por un poste, una pérgola, un pórtico, una malla... Para acompañarla, elige, por ejemplo, un Sollya Ultra Blue o un Solanum jasminoides 'Azul'.