Euphorbia fruticosa Inermis - Lechetrezna

La Euphorbia fruticosa inermis es una variedad sin espinas de arbusto suculento perenne. Es una planta muy atractiva que se ramifica desde la base en un mechón extendido de gruesos tallos carnosos, cilíndricos, profundamente acostillados, no demasiado altos, de color verde azulado. Desde el otoño hasta la primavera, su ápice lleva a lo largo de las aristas pequeñas ciatas amarillas brillantes resaltando sus costillas ligeramente torcidas y realzando el tono más frío de su epidermis coriácea. Resistente al calor y a la sequía, solo requerirá una exposición luminosa, cualquier sustrato bien drenado y muy pocos riegos. Resistente a las heladas y de crecimiento normal a rápido, es una planta que se cultiva fácilmente y forma macetas muy gráficas en interiores.

La Euphorbia fruticosa inermis pertenece a la inmensa familia de las euforbiáceas. Se trata de un cultivar de la Euphorbia fruticosa, originaria de Arabia Saudita y Yemen, que crece en suelos bien drenados, pedregosos, incluso profundos en las grietas de colinas y taludes rocosos y matorrales secos. Es una planta suculenta resistente a las heladas que se desarrolla bien en macetas a plena luz en un sustrato bien drenado con algunos riegos durante el período de crecimiento, es decir, de marzo a septiembre. En invierno, protéjala del frío.

La Euphorbia fruticosa inermis difiere de la especie tipo por la ausencia de espinas. Es una planta perenne arbustiva, suculenta y leñosa que se ramifica fuertemente desde la base y se asemeja a un cactus. De hecho, desarrolla un mechón de tallos verde azulado, erectos, no muy altos, con un diámetro de unos 9 cm, carnosos, cilíndricos y divididos en 10 a 13 costillas profundas, verticales y a veces onduladas. Forma verdaderas colonias de retoños de alrededor de 60 cm en todas direcciones. De octubre a marzo, esta planta emite diminutas flores con brácteas de colores, amarillo brillante a lo largo de las costillas cerca de su cima. Los tallos y las hojas contienen un jugo lechoso que es pegajoso y tóxico.

En la región mediterránea, la Euphorbia fruticosa inermis encontrará su lugar en un terreno rocoso seco y soleado, en una pendiente salvaje. En otros lugares, se plantará en una maceta bastante grande que se guardará al llegar los primeros fríos y se dejará de regar esperando el comienzo de la vegetación en primavera.