Carex brunnea Jenneke

El Carex brunnea 'Jenneke', también conocido como Laiche, es una gramínea de modesta estatura que destaca por su hermoso porte flexible y su follaje particularmente refinado y luminoso, compuesto por finas hojas casi amarillas finamente bordeadas de verde oscuro. Su floración veraniega, discreta, se manifiesta en forma de pequeñas espigas blanco-crema que se vuelven marrones con la edad. Es una planta versátil de semisombra fresca, que destacará mucho en el borde de un macizo, en una rocalla fresca, al borde de un estanque, en maceta en el balcón o incluso como planta de interior en una habitación poco calefaccionada. Plantar a semisombra en suelo fresco a húmedo, preferiblemente humífero. 

El Carex brunnea 'Jenneke' es una laiche perteneciente a la extensa familia de las Cyperaceae, originaria de Asia (Japón). Esta pequeña gramínea con rizomas cortos forma un mechón bastante flexible, ligeramente despeinado, bien denso, erguido y colgante, de aproximadamente 30-35 cm en todas direcciones. Su cepa se extiende lentamente, sin volverse invasiva. Sus hojas, persistentes si no hiela demasiado fuerte, arqueadas, envainadoras en la base, miden aproximadamente 2 mm de ancho y cerca de 35 cm de longitud. Sus bordes son afilados y sus puntas caen hacia abajo. Su color es un amarillo apenas teñido de verde, finamente bordeado de verde oscuro a lo largo de toda su extensión. En julio-agosto aparecen, entre el follaje, pequeñas espigas crema de 2 a 4 cm portadas por tallos delgados de 40 cm de altura. Al madurar, adquieren un tono marrón. La resistencia al frío de este Carex es de alrededor de -8 a -10°C.

La laiche brunnea Jenneke es una pequeña 'hierba' elegante de estilo depurado que aprecia los ambientes frescos y semisombreados. Su grafismo no requiere la presencia de otra planta a su lado, pero, en cambio, esta planta aportará mucha ligereza a los follajes exuberantes de los rodgersia, a las plumas de los helechos, y también se combina muy bien con los heucheras coloridos. Como esta gramínea aprecia los suelos frescos a húmedos, encontrará naturalmente su lugar en una rocalla fresca, en los jardines de agua, entre piedras musgosas, dispuestas en las orillas o en el borde de un cuerpo de agua. Colóquela también en el borde de los macizos de vivaces. Para un bello efecto salvaje, plántela en masa, en un jardín contemporáneo o campestre.