Eragrostis curvula - Pasto amargo

El Eragrostis curvula es una gramínea de tamaño mediano que también se conoce como Hierba del amor. Quizás debido a su vegetación tan densa, compuesta por un follaje filiforme de gran flexibilidad, como una invitación a recostarse en la larga cabellera viva de esta planta a la que a veces se le llama hierba de Eros. Verde en verano, tomando tonos bronce o amarillo en otoño, muestra en verano una floración en un velo de espiguillas muy finas, de color verde oscuro y luego casi negras, elegantemente curvadas. Es una planta vivaz de fácil cultivo, poco exigente en cuanto al tipo de suelo y resistente a la sequía una vez bien establecida. Es ideal para estabilizar taludes o formar elegantes plantas cubresuelos. Seductora y salvaje, se adapta a los jardines de todos los estilos, integrándose en los límites de paisajes de boscaje, o destacando en la terraza en grandes macetas. Basta con plantarla al sol, en un suelo ordinario.

El Eragrostis curvula es una planta vivaz de la familia de las Poaceae, originaria del sur de África, que se encuentra allí abajo en las laderas herbosas y en entornos despejados. Se encuentra tanto en bosques, matorrales, praderas, en suelos muy ácidos o muy básicos. Por lo general vivaz, a veces se comporta como una planta anual en climas fríos, y su apariencia es muy variable en la naturaleza, dependiendo de su biotopo. A veces alcanza dimensiones impresionantes, hasta 1,90 m de altura. En nuestros climas, es una planta vivaz resistente hasta -12/-15°C, que forma raíces gruesas y profundas de las que surge un manojo de follaje caduco que alcanza los 60 cm de altura, 80 cm en floración, con 80 cm a 1 m de extensión. Las hojas son muy delgadas, muy largas (hasta 60 cm), a veces con los bordes enrollados. Son muy flexibles y a menudo se pliegan hacia el suelo como una larga cabellera verde. La planta adquiere hermosos tonos otoñales bronce y dorados. Las inflorescencias aparecen en julio-agosto, en forma de paniculas ramificadas que llevan espiguillas de 1 cm de largo, dispuestas en forma de corazón. Cada espiguilla puede contener hasta 15 flores. La planta es capaz de reproducirse formando semillas sin fecundación.

La Hierba del amor posee una gran vitalidad y un verdadero valor ornamental; merece que se le reserve un poco de espacio para expresar todo su potencial. Se puede utilizar tanto para crear un macizo en el límite del jardín como para estabilizar el suelo de una pendiente o un talud. En regiones ventosas, se puede plantar en masa para admirar las grandes olas que forman sus ondulaciones siempre renovadas. Aprovecha su porte despreocupado para exhibirla en una zona un poco elevada, como una gran rocalla, combinada con las floraciones de otoño de los ásteres (Aster laevis Calliope, Aster turbinellus, Aster cordifolius) o de los girasoles (Helianthus maximiliani, Helianthus salicifolius, Helianthus atrorubens...). Combina bien con las perovskias y el Stipa arundinacea, las margaritas de otoño, las anémonas japonesas, los crisantemos vivaces. En invierno, el espectáculo de su follaje cubierto de escarcha es un encanto.

Esta gramínea es una planta valiosa para el forraje del ganado en África. Su red de raíces masivas permite utilizarla eficazmente contra la erosión del suelo. Esta especie se hibrida fácilmente con otros Eragrostis.