Festuca ovina var. glauca - Festuca azul

El festuca azul, en latín Festuca glauca, es una pequeña gramínea de suelo seco, muy apreciada por su follaje persistente gris azulado, presente desde hace mucho tiempo en los jardines. Compacta, gráfica y colorida a la vez, forma bonitas matas azules coronadas por espiguillas plateadas, graciosamente colgantes y muy decorativas. Esta pequeña vivaz, fácil de cultivar, causará sensación en los jardines rocosos y en los bordillos. También cubrirá eficazmente el suelo, especialmente en zonas difíciles, un poco áridas, donde el césped tradicional no puede competir.

Originaria de Europa central, la festuca azul se ha naturalizado desde hace mucho tiempo en diversas regiones del mundo, ya que es poco exigente en cuanto al suelo, perfectamente resistente y muy resistente a la sequía. Pertenece, como muchas gramíneas, a la gran familia de las poáceas. En la naturaleza, crece en terrenos secos y pobres, en suelos arenosos, pedregosos y a pleno sol. Esta vivaz de raíz no invasiva forma pequeñas matas hemisféricas rígidas, muy densas, redondeadas, de 20-25cm de altura y anchura. Su follaje, persistente, está compuesto por hojas muy finas y rígidas, casi filiformes, de un verde grisáceo con reflejos azulados, cubiertas por una película cerosa que le confiere su aspecto azulado, indicando también una excelente adaptación a los ambientes secos. La floración ocurre a partir de finales de junio. Tallos florales muy delgados, de color azul, emergen del centro de la mata. Llevan en su extremo espigas un poco sueltas, de color plateado. Con el tiempo, estas inflorescencias adquieren un tono más amarillo, señal de que sus semillas están maduras. Estas últimas son dispersadas por el viento, sembrándose aquí y allá en suelos ligeros.

La festuca azul, cómoda en cualquier lugar, encontrará fácilmente su sitio en una rocalla, un jardín de gravilla, una ladera, en el borde de un camino y puede incluso ser una alternativa al césped en terrenos secos, en zonas poco transitadas. Su floración en espigas ligeras le confiere a la mata un aspecto amablemente despeinado que suaviza un poco su rigidez. Se puede combinar, por ejemplo, con plantas tapizantes como la oreja de liebre (Stachys lanata o cretica), la Artemisia alba, la saponaria, la Erigeron karvinskianus, la Gypsophila repens y muchas otras más. También se adapta muy bien al cultivo en macetas, permitiendo aligerar algunas composiciones florales o llenar la base de una pequeña palmera, un cactus vela o un Adenium, por ejemplo.