Miscanthus sinensis Sarabande

El Miscanthus sinensis Sarabande es una variedad de Eulalia o Eulalia bastante impresionante por su tamaño, con un finísimo follaje verde con una franja blanca que se vuelve casi plateada al final de la temporada. Se caracteriza también por una excelente resistencia al frío y una floración estival más fiable que la de la variedad Gracillimus a la que se asemeja. Sus espigas florales primero cobrizas se vuelven doradas al marchitarse. Es particularmente decorativo al final de la temporada, el Miscanthus es una gramínea de cultivo fácil al sol en cualquier suelo drenado no demasiado seco. Aunque su follaje es caduco, su silueta sigue siendo interesante gran parte del invierno.

La Eulalia 'Sarabande' pertenece a la familia de las poáceas. Es una selección hortícola procedente de Miscanthus sinensis, originaria del Extremo Oriente y Oceanía. Esta gran gramínea vivaz con rizomas cortos se desarrolla en una tufa no invasiva, es cespitosa, no invasora. Su porte es denso, a la vez erguido y ligeramente caído, la planta alcanza los 2 m de altura en flor, 1,60 m para el follaje, con una extensión de 70-80 cm. Las hojas son muy finas, en forma de cinta, muy largas, flexibles, de color verde con una franja blanca, luego muy clara en otoño. Múltiples tallos florales sobresalen por encima del follaje en agosto. En el extremo de estos tallos florecen espigas digitadas y sedosas de 20 a 30 cm de largo, de color cobrizo. Al marchitarse, rápidamente adquieren un tono dorado. Los penachos están formados por diminutas flores que se cierran un poco después, para volver a abrirse cuando están maduras. Entonces adquieren un aspecto más pálido y más lanoso. Los Miscanthus, resistentes hasta -20 °C, prefieren las exposiciones cálidas y un suelo sano, rico y profundo, bien drenado.

El Miscanthus Sarabande es una "hierba" muy decorativa que está hecha para los grandes macizos a los cuales su presencia aporta una bella estructura y mucha gracia. También se adaptará a los jardines silvestres y a los jardineros contemplativos. Solo hay que instalarla entre los asters gigantes y los rosales paisajísticos, con el pie rodeado de ajugas rastreras o de coralitos, verla crecer y desarrollarse, jugar con el viento y la luz rasante del otoño, y doblarse bajo las lluvias. Llegado el invierno, al igual que los coníferas, ilumina en el jardín su silueta reconfortante. Tiene todo su lugar en los decorados contemporáneos, de líneas depuradas, en compañía de bambúes o helechos si el suelo es fresco. Los miscanthus se prestan bien para ser plantados en setos, constituyendo una pantalla en el borde de un paseo, para aislar una parte del jardín o simplemente para ocultar la vista hacia la calle o el jardín del vecino. La cultura en grandes macetas también es posible. Por último, este Eulalia permite realizar bonitos ramos secos.