Pennisetum villosum

El Pennisetum villosum, también conocido como Hierba de las espigas, es una gramínea vivaz de pequeño desarrollo pero muy elegante y bien adaptada a los climas templados y a los veranos relativamente secos. Presenta un porte muy flexible y parece doblarse en verano bajo el peso de sus innumerables espigas peludas, plumosas, de un blanco casi puro, parecidas a pequeñas colas de conejo. Esta bonita gramínea, muy apreciada en ramos secos, a veces se cultiva como anual porque no soporta bien los inviernos húmedos y fríos, especialmente en suelos compactos y arcillosos o saturados de agua. Coronada de copos blancos, formará bordillos encantadores, deambulará por un prado florido y se deslizará en la rocalla o en composiciones estivales en la terraza.

El Pennisetum villosum, (sinónimo Cenchrus villosus, Pennisetum longistylum) es una planta de la familia de las poáceas, originaria de las montañas del noreste de África y de la Península Arábiga. Esta pequeña gramínea en matas, no invasiva por sus raíces, teóricamente perfectamente vivaz, forma un mechón con un porte abierto, muy flexible y muy denso de finas hojas verde oscuro que alcanzará aproximadamente 60-70 cm de altura en floración (40 cm para la parte foliar), con un diámetro de 50 cm. La parte foliar, generalmente caduca, está compuesta por múltiples hojas de 15 cm de longitud, muy finas, lineales. Si el porte de la planta parece un poco desordenado antes de la floración, todo vuelve a la normalidad cuando emergen sus largos y delgados tallos florales, generalmente en el mes de agosto. Se alargan y luego se doblan graciosamente, cargados con una inflorescencia terminal rechoncha, compuesta por numerosos espiguillas de un blanco marfil, muy luminoso. Estas espigas plumosas permanecen decorativas durante mucho tiempo y adquieren un tono más marrón al madurar. El Pennisetum villosum se auto siembra bastante fácilmente en suelo ligero, lo que le permite perpetuarse a pesar de los caprichos climáticos que podrían hacerlo desaparecer.

Moderadamente resistente - a menudo anunciada hasta -5°C - esta gramínea resiste bastante bien al gran frío en un terreno muy drenado; ha encontrado su lugar en nuestra gran rocalla, en una ladera orientada al sur donde resiste notablemente bien a nuestros inviernos húmedos. Tan bonita entre las flores silvestres de un prado florido como en una rocalla, encajada en un bolsillo de tierra entre grandes piedras, también compone bordillos muy bellos, dominando por ejemplo una marea de népétas azules, un tapiz de aubrietias o campanillas de los muros. Sus inflorescencias aportan mucho encanto y ligereza a los ramos. Se desarrolla bien en una maceta grande, sola o en compañía de anuales de floración estival (lino rojo, cosmos, nigelas) y se adapta bien a la sequía estival en un suelo suficientemente profundo.