Stipa arundinacea

El Stipa arundinacea, también conocido como Anemanthele lessoniana, es una espléndida gramínea ornamental que forma una fuente de colores vibrantes durante todo el año! Su follaje persistente se mezcla con verde y naranja quemado en verano, mientras sus altas inflorescencias plumosas en espigas púrpura-marrón hacen su aparición. En invierno y con el frío se tiñe de marrón-óxido, prolongando así el espectáculo de un otoño interminable. Es una planta muy resistente, pero se recomienda para climas suaves. Aunque prefiere un suelo seco, calcáreo y pobre, teme la humedad y el frío invernal.

El Anemanthele lessoniana es una gramínea vivaz rizomatosa originaria de Nueva Zelanda, rara en estado salvaje, perteneciente a la familia de las poáceas. La planta tiene un porte flexible, en una elegante fuente formada por un mechón de hojas filiformes que alcanzan los 80 cm a 1.20 m de altura, con un diámetro de aproximadamente 40 cm en la base. Las hojas jóvenes de primavera son de color verde medio, adquiriendo un tono verde oscuro mezclado con naranja quemado en verano, para luego tornarse oxidadas en invierno. El follaje es persistente si el invierno es suave, pero desaparece en caso de heladas intensas. La floración tiene lugar en verano, de junio a septiembre dependiendo del clima, en forma de paniculas arqueadas y colgantes, de 35 a 75 cm de longitud, compuestas por espiguillas de color rosa oscuro a marrón. Estas inflorescencias son muy apreciadas en floristería para arreglos florales secos.

Perfecto para grandes masas y áreas silvestres, el Stipa arundinacea aporta una hermosa estructura y mucho color al jardín. También es una maravillosa vivaz que crece sola en climas no demasiado fríos, para zonas naturales o para un jardín moderno con líneas sobrias. Simplemente plántelo entre los ásteres, detrás de los crisantemos vivaces o en un jardín de gramíneas, observe cómo crece y se desarrolla, se enciende bajo la luz tenue del otoño y se dobla bajo la lluvia. Las stipas son ideales para una plantación aislada, creando un punto focal al final de un camino. Aportan volumen y una presencia marcada en los límites del jardín. El stipa arundinacea será magnífico en el borde de un estanque, en un suelo muy drenado, junto a coníferas enanas. En un jardín urbano, suavizará las estructuras de concreto. También es posible su cultivo en grandes macetas.