Stipa gigantea

La Stipa gigantea, o Estípite gigante, es una gramínea vivaz a la vez robusta, espectacular y extremadamente ornamental. Su follaje muy fino, de un verde brillante, agrupado en una mata densa, forma una masa compacta que se adorna en mayo-junio con inflorescencias en panículas ligeras graciosamente arqueadas, llevadas a la altura de una persona por fuertes tallos esbeltos. De color púrpura plateado al principio del verano, adquieren un tono dorado en invierno y permanecen decorativas durante mucho tiempo en una planta más o menos persistente. Esta estípite vigorosa que conserva su elegancia durante mucho tiempo no obstante no es invasiva. Si representa un encanto para todos los jardines, ¡resulta ser una ventaja para los suelos secos y magros!

La Stipa gigantea forma parte de la gran familia de las poáceas. Esta gramínea vivaz, originaria de España, Portugal y Marruecos, es una planta perfectamente adaptada a la sequía estival, e incluso a situaciones áridas. Su rusticidad es del orden de -12/-15°C. La estípite gigante se enraíza en cortos rizomas que se extienden lentamente y forma a largo plazo, en 3 o 4 años, una mata erizada ligeramente arqueada de 55-60 cm de altura y 50 cm de anchura para el follaje. Este, persistente en clima suave, está compuesto por largas hojas muy estrechas, coriáceas, cubiertas de una cutícula brillante. La floración se asemeja a la de las avenas. Comienza a finales de primavera, generalmente en mayo, y continúa hasta julio. Numerosos tallos, muy sólidos, altos de 1,80 m a 2m, emergen del follaje, llevando en su extremo espigas colgantes de 20 cm de longitud, vaporosas, plateadas, que se ponen en movimiento al menor soplo de aire. Tomarán un tono dorado en invierno y persistirán en la planta hasta diciembre. Esta gramínea no se resiembra tan fácilmente como algunas de sus primas.

La estípite gigante prefiere los suelos de neutros a ácidos, secos a frescos, pero ligeros, incluso pedregosos. Se utiliza en macizo o incluso aislada en un jardín de estilo depurado, plantada en grupo de 3 ejemplares delante del fondo oscuro de un conífera (port de Thuja occidentalis Emeraude, Taxus baccata, Juniperus communis Hibernica) o de un arbusto persistente (Eleagnus ebbingeii, Myrtus communis, Myrsine africana, boj, Cotoneaster lacteus, Lonicera nitida). Como todas las gramíneas ornamentales, aligera las floraciones de las vivaces más pesadas como las peonías, los hemerocálles o los iris de suelo seco. En un macizo campestre se puede asociar por ejemplo a ásteres, rudbeckias o grandes sedums. Las gramíneas aportan movimiento y naturalidad al jardín. Son interesantes para animar el jardín a finales de verano y en otoño, mientras que sus inflorescencias secas siguen siendo centros de interés principales. Por último, sus flores recolectadas en pleno verano se utilizan en la composición de ramos secos.