Anemone sylvestris - Anémona de verano

La Anémona silvestre , también conocida como Anemone sylvestris, no debe confundirse con la anémona de los bosques, cuyo nombre latino es Anemone nemorosa. La especie sylvestris de la que se habla aquí, a diferencia de su prima del bosque, es una planta de borde que teme la sombra densa y aprecia los climas fríos y bastante húmedos en verano. Vivaz de belleza natural, se naturaliza en el borde de los bosques y en lugares suavemente soleados del jardín, formando con los años densas alfombras salpicadas en primavera de flores blancas con estambres amarillos, ligeramente perfumadas. Instálela en zonas de media sombra del jardín, en el borde de un camino o en una fresca rocalla con bulbos de primavera, corazones de María...

La Anemone sylvestris pertenece a la familia de las ranunculáceas. Es una planta herbácea, vivaz por sus rizomas, originaria de una amplia zona que va desde Europa central y del este hasta el sur de Suecia y el Cáucaso. En Francia, esta especie protegida está presente en el Norte (Oise, Somme, Aisne) así como en el Este (Champagne-Ardenne, Lorena, Alsacia y Borgoña).

La anémona silvestre se desarrolla como plantas cubresuelos mediante cortos rizomas rastreros subterráneos, pero sin gran peligro de invasión, ya que su crecimiento se detiene al llegar a zonas del jardín demasiado soleadas, sombrías o secas en verano. Un pie adulto medirá aproximadamente 40 cm de altura en flor, con un mínimo de 30 cm de ancho. El invierno corresponde a un período de reposo para esta anémona cuya vegetación emerge del suelo en primavera y desaparece en otoño-invierno. La planta forma un manojo de hojas palmeadas cada una sostenida por un largo pecíolo. Su lámina foliar está profundamente cortada, ligeramente aterciopelada, plisada, de color verde más o menos claro a oscuro. La floración generalmente ocurre en mayo-junio, a veces durante todo el verano si el suelo permanece bien fresco. De gruesas tallos de 30-40 cm de altura emergen grupos de hojas cada uno con una única flor blanca de 3 cm de diámetro, con 5 pétalos teñidos de beige en el exterior, mostrando un centro de estambres dorados. Sin artificios, son  llenas de carácter y elegancia. Ligeramente perfumadas, estas flores son visitadas por insectos libadores. Dan paso a bonitos frutos con penachos plateados, decorativos.

Las anémonas silvestres son perfectas para llenar el pie de arbustos o árboles no muy densos, siempre que el suelo no se seque demasiado en verano. También son bonitas plantas de borduras, para colocar a lo largo de caminos semisombreados o en una rocalla con un suelo ligeramente húmedo. Elija para acompañarlas otras plantas de media sombra como violetas y ciclamenes vivaces que florecen un poco antes. También puede optar por corazones de María, nomeolvides, flores de los elfos, bulbos tempranos como jacintos, tulipanes y narcisos, por ejemplo. La Anemone sylvestris es además una bonita flor para ramos.