Elsholtzia stauntonii

El Elsholtzia stauntonii debe su apodo de Menta arbórea al aroma mentolado que exhalan sus hojas al ser aplastadas. Planta arbustiva perenne con raíces leñosas y una hermosa silueta en forma de candelabro, este auténtico arbusto se eriza al final del verano con espigas florales erectas de color rosa lila, acompañando hasta tarde en la temporada un follaje que se vuelve brillante. Es una planta de sol no invasiva, fácil de cultivar en suelo drenado, con un diseño inusual, interesante por su floración tardía y sus colores de otoño que combinan tan bien con los ásteres y las salvias arbustivas.

La Menta arbórea es una planta de la familia de las lamiáceas, que incluye una gran cantidad de plantas aromáticas como el tomillo, la lavanda, las salvias o los romeros. Su origen se encuentra en el norte de China. Se trata de una planta perenne arbustiva de crecimiento rápido, con raíces leñosas, cuyos tallos a menudo son podados por el frío. Su porte es erecto, bastante tupido, compuesto por tallos verticales y ramificados que parten de la raíz. En su madurez y en buenas condiciones de cultivo, el Elsholtzia stauntonii alcanzará fácilmente 1 m de altura, e incluso 1,50 m, con una envergadura de 80 cm a 1,20 m. Los tallos de sección cuadrada llevan hojas caducas, opuestas, de 10 a 15 cm de longitud, con bordes fuertemente dentados, de forma largamente triangular, peludas y de color verde medio. Adquieren hermosos tonos rojos a morados en octubre. Están cargadas de aceites esenciales aromáticos, cuyo aroma mentolado se revela al aplastarlas. La floración, melífera, generalmente comienza a finales de agosto y se extiende hasta octubre. Son los tallos del año los que producen en su extremo largas y densas espigas estrechas. Las diminutas flores apretadas unas contra otras presentan un tono intermedio entre el rosa y el lavanda. Tienen forma tubular, muy peludas y con un pistilo prominente que confiere a la inflorescencia un aspecto peludo.

El Elsholtzia stauntonii en flor recuerda a un gran candelabro y su diseño atrae la mirada, tanto como la magnífica combinación cromática entre las flores y el follaje de otoño. Más elegante que una Hebe, exótica como una verónica, también es una planta robusta, rústica y poco exigente con respecto al suelo siempre que esté bien drenado. A todas estas cualidades se suma una buena tolerancia a la sequía estival en plantas bien establecidas. Por todas estas razones, la Menta arbórea merece ser más plantada en nuestros jardines, desde el Norte hasta el Sur de nuestro país. Plántela al pleno sol, en un gran macizo arbustivo, en un talud, en una gran rocalla o incluso en el fondo de un parterre de vivaces. Se pueden crear bonitas escenas combinándola con cianotis persistentes, una vid como la Vitis vinifera purpurea (la vid de los tintoreros), Caryopteris, Perowskia, salvias, el trébol arbóreo Lespedeza y, por supuesto, los grandes ásteres de otoño como Aster laevis o Aster turbinellus. Se puede aligerar el conjunto con gramíneas como el Muhlenbergia capillaris con inflorescencias rosadas, el Eragrostis spectabilis o trichodes Summer Strain, el Miscanthus sinensis Yacu jima... la elección es amplia, al igual que la paleta de colores de otoño en el jardín.

La Menta arbórea también se puede cultivar en una gran maceta o en un recipiente en la terraza, vigilando los riegos y los aportes de abono.