Galium verum - Cuajaleche

El Galium verum, también conocido como Cuajaleche, es una hermosa planta aromática cuyas panículas de un amarillo intenso se han vuelto raras en nuestros paisajes. Antiguamente muy utilizada por los herboristas, los queseros y los tintoreros, esta especie botánica está amenazada en la naturaleza por la hibridación con su primo el galio blanco (G. album), más prolífico. Su generosidad y belleza como planta silvestre merecen que nos detengamos un poco en esta vivaz que se desarrolla en matas tapizantes: de junio a septiembre, su follaje modesto desaparece bajo magníficos manojos de oro. Quizás encuentre en nuestros jardines un refugio más seguro: ornamental, perfumada, poco exigente, resistente, capaz de adaptarse a una amplia gama de suelos frescos a secos, el galio verdadero se conformará con una exposición soleada o semisombreada.

El Galium verum pertenece a la familia de las Rubiáceas y al género Galium que cuenta con alrededor de 400 especies de anuales y vivaces cosmopolitas. Es originario de Europa, Asia occidental, boreal y oriental, y África del norte. Se encuentra aquí y allá en todo el territorio francés, donde crece espontáneamente en los céspedes secos y praderas, en los matorrales de enebros, en los bordes de las carreteras y en el borde de los bosques, en la orilla del mar, en suelos más bien secos, arenosos o calcáreos.

El Cuajaleche es una planta vivaz herbácea, tapizante, que posee una raíz con rizomas rastreros. Todas las partes aéreas de la planta son aromáticas, antiguamente se utilizaban secas como paja para rellenar colchones y almohadas. Forma un manojo de tallos foliados erectos que alcanzarán aproximadamente 50 cm de altura (a veces hasta 70 cm) en flor y se extenderán en el suelo con el tiempo hasta 80 cm. Los tallos, erectos y robustos, muestran una sección cuadrangular en la parte inferior, cilíndrica hacia arriba. Llevan hojas muy pequeñas, filiformes, bastante gruesas, con bordes claramente enrollados y de un verde brillante, agrupadas en 8 en cada verticilo. Es decir, están insertadas al mismo nivel en el tallo. La floración se renueva a lo largo del verano, en forma de grandes cimas terminales (o ramos) donde se agrupan innumerables pequeñas flores amarillas y perfumadas, visitadas por los insectos libadores. Cada flor mide aproximadamente 3 mm de ancho. La corola, en forma de rueda, está compuesta por 4 pétalos soldados en la base. El fruto, glabro y liso, se compone de 2 lóculos globulares, de 1,5 mm de ancho. La raíz segrega una leche roja que antiguamente se utilizaba para teñir la lana.

El Galio verdadero es una planta adaptada a la sequía: su raíz larga, robusta y muy ramificada se adentra profundamente en el suelo para extraer frescura. Su rizoma sirve como órgano de reserva para sobrevivir a los períodos de escasez. Por último, sus hojas filiformes y enrolladas le permiten reducir eficazmente las pérdidas de agua por evaporación.

El Galium verum es una planta silvestre, y como tal, encuentra su lugar en un escenario campestre o salvaje. Puede formar hermosas asociaciones con las bautisias azules, gramíneas, bocas de lobo o incluso las salvias vivaces o arbustivas. Plantas anuales hermosas como las nigelas, los cosmos o las amapolas también serán compañeras ideales para esta planta sin pretensiones. En un jardín mineral, se combinará con las nepetas, o incluso con la Campanula rotundifolia. También es una buena planta para jardines a orillas del mar.