Opuntia engelmannii var. rastrera

El Tunilla engelmannii var. rastrera es una variedad de tunilla vigorosa y particularmente rústica, capaz de adaptarse a casi todos nuestros climas, incluidos los de montaña. Esta variedad forma un arbusto bajo y muy extendido, cuya altura no supera la de tres palas. Estas últimas, gruesas y redondeadas, armadas de espinas agudas, a menudo adoptan una forma de corazón. La floración primaveral es encantadora, en forma de grandes copas amarillo suave o rosa pálido que se marchitan en un hermoso tono anaranjado. Luego aparecen frutos redondos y violetas que se pueden consumir después de haber eliminado sus temibles espinas casi invisibles a simple vista. Las tunillas rústicas se cultivan en el exterior, en terreno abierto y lejos de zonas de paso, para permitirles expresar sin trabas el espíritu que las habita, el de los paisajes desérticos de América del Norte.

El Tunilla engelmannii, pariente cercano de la Higuera de Barbaria (Opuntia ficus indica), es una planta suculenta sin verdaderas hojas de la familia de los cactus. Esta especie botánica es originaria de regiones áridas de México. La variedad rastrera se distingue, entre otros aspectos, por su vegetación casi rastrera. Un ejemplar adulto no superará los 60 cm de altura, pero se extenderá lateralmente al menos 2 m. Su crecimiento es rápido, produciendo la planta 1 o 2 nuevas palas por año de primavera a otoño. La vegetación está compuesta por sus palas o cladodios, que están apilados unos sobre otros, son aplanados, carnosos, espesos. La base se lignifica con la edad y la planta soporta bien el viento y el peso de la nieve. La superficie gris verdosa está abundantemente cubierta de grandes espinas marfil, que con el tiempo se vuelven doradas marrones, así como de diminutas espinas llamadas gloquidios, agrupadas en pequeños montones redondos, muy peligrosas durante la manipulación. La floración tiene lugar en mayo-junio, en abundancia. Varias flores aparecen en el borde de las palas, principalmente hacia sus extremos. Su color varía del amarillo al rosa, pero todas se marchitan en tonos anaranjados. Las flores en copas redondeadas están compuestas por pétalos de textura fina y ligeramente translúcidos. Dejan lugar a frutos globulares, ampliamente cubiertos de gloquidios, de color violeta púrpura en su madurez. Aunque son comestibles, son menos sabrosos que los de la Higuera de Barbaria.

Cultivable en casi todas nuestras regiones, este asombroso cactus es rústico hasta -20°C sin protección, pero en un suelo perfectamente drenado, pedregoso, rocoso o arenoso. Estructura de forma natural los paisajes exóticos o contemporáneos, en una gran rocalla, en una ladera árida o en los límites de un jardín seco. También se puede utilizar para reforzar una cerca defensiva, que se volverá extremadamente disuasoria. Encajará entre las tunas rústicas, las Nolinas y las Euforbias arborescentes. Asócielo con cactus candelabro bastante rústicos: Cleistocactus strausii o Cylindropuntia imbricata. Es importante alejarlo de zonas de paso y de niños, debido a sus temibles espinas.