Selinum wallichianum

El Selinum wallichianum, para quien lo descubre, impresiona por su amplitud, la fuerza de su estructura graciosamente escalonada y su extrema elegancia. Esta reina de las umbelíferas forma en verano grandes inflorescencias blancas, casi esféricas, tejidas con encaje y notablemente arquitecturadas, dentadas, sostenidas por tallos verde violáceo. Emergen de un follaje finamente cincelado de un hermoso verde tierno, transparente como el de los helechos, contrastando con pecíolos rojos. Rústica y vivaz en suelo profundo y fresco, esta montañesa se expande con el tiempo hasta convertirse en el verdadero punto focal de un macizo, y el sujeto raro que hará de un jardín de aficionado a las vivaces el de un conocedor.

El Selinum wallichianum es una gran herbácea vivaz rizomatosa y caduca originaria del Himalaya. Relacionada con la zanahoria y el apio, esta planta herbácea de la familia de las apiáceas antes conocida como Selinum tenuifolium, crece espontáneamente en prados, entre matorrales, en pendientes herbosas, a una altitud comprendida entre 2600 y 4200m. La planta emerge del suelo bastante tarde en primavera. Primero produce un primer nivel de follaje, cerca del suelo, luego los tallos se elevan mientras desarrollan una sucesión de plateados foliados. En la madurez, forma un imponente mechón hemisférico, de 90 cm a 1,2 metros de altura, por 45 cm de ancho,en flor y en buenas condiciones de cultivo. Sus hojas, triangulares, finamente cortadas en tiras y de un verde tierno, son sostenidas por pecíolos rojo oscuro. La floración ocurre de julio a septiembre. Tallos ramificados de un rojo violáceo se elevan por encima del follaje, desenrollándose como retoños. Llevan grandes botones que se enderezan con el paso de los días y finalmente florecen en amplias umbelas más o menos globulosas, compuestas por diminutas flores blancas. A veces alcanzan 20 cm de diámetro y están curiosamente formadas por pequeñas esferas sostenidas por tallos rosados a verdosos, dispuestos en radios. Esta umbelífera resistente al frío hasta -15°C desaparece en invierno para renacer en primavera.

El Selinum wallichianum es ante todo una planta de estructura con un diseño singular, para resaltar en un macizo compuesto por plantas que tienen las mismas exigencias: la Filipendula rubra 'Venusta', la Echinacea 'Big Sky Sunrise', o la Astrantia major 'Claret'. Frente a su imponente silueta, en suelo bien drenado, se pueden colocar, por ejemplo, un Sedum 'Vera Jameson' o 'Bertram Anderson', o incluso un geranio vivaz como 'Seaspray' o 'Purple Haze', casi negro, para jugar con el color y la textura de las hojas y flores. En clima suave, el Aciphylla, con su follaje muy delgado, también puede aportar un contraste interesante. El Libertia peregrinans, como una gramínea cobriza en otoño, también podría acompañar a este sorprendente Selinum. A veces se dice un poco caprichosa, desapareciendo si no se cumplen las condiciones para tener éxito. Pero otros jardineros informan que esta vivaz los ha acompañado fielmente durante más de 15 años...