Sesleria caerulea

La Sesleria caerulea, también conocida como Sesleria azul o Sesleria azulada, es una pequeña gramínea particularmente compacta, totalmente rústica y adaptada a condiciones difíciles. Aunque no es muy utilizada en jardines, es muy interesante por su porte particularmente compacto y cuidado, su follaje estrecho de un verde azulado intenso, pero también por su floración en delgados espigones en forma de pasadores, de un azul violáceo negruzco que se vuelve rubios a finales de primavera. Formando un pequeño mechón azul muy denso, esta vivaz es atractiva durante todo el año y se adapta a suelos pobres, pedregosos, calcáreos y secos en verano. Una hierba útil en un espacio reducido, o en el borde de un camino, para estructurar un espacio natural o un jardín de estilo contemporáneo.

La Sesleria caerulea es una gramínea vivaz de cepa cespitosa y no invasiva perteneciente a la familia de las poáceas. En la naturaleza, se encuentra en praderas secas, bosques y creciendo entre pedregales, en altitud, en suelos pobres en nitrógeno y calcáreos. Su área de distribución corresponde a las zonas alpinas y subalpinas de Europa más meridional. La planta forma un mechón espeso, denso y un poco erizado de follaje lineal y rugoso, alta y ancha de 30 a 50 cm en flor, dependiendo de las condiciones de cultivo y de la riqueza del suelo que la acoge. Sus hojas, anchas de 2 a 5 mm, y plegadas en V o en U, presentan un color muy azul en el haz, verde en el envés, que le confiere a la planta un suave tono glauco a lo lejos. Se secan parcialmente antes del invierno, pero se renuevan continuamente. Estrechas espigas florales bastante cortas, que parecen estar adornadas con pasadores generalmente violáceos o azul oscuros, con reflejos metálicos, más o menos manchados de blanco, suelen aparecer en primavera y se vuelven de color amarillo paja en la madurez.

La Sesleria azul no es una planta espectacular, pero ofrece en invierno la permanencia de su follaje colorido y en primavera el encanto campestre de su curiosa floración. Es a la vez muy adaptable y no invasiva, disfrutando tanto en el norte como en el sur de Francia, en llanuras como en montañas, en zonas costeras o en tierras pedregosas. Es hermosa en compañía de vivaces como lavandas, flechas de cupido, carpes, coréopsis, asters de otoño, crisantemos, equináceas, pequeñas viñas y muchas otras vivaces más. Forma un buen cubresuelos, incluso a media sombra o en el sotobosque, donde acompañará a las pequeñas vincas, a los lamios y a los epimediums. En un jardín natural, se puede plantar en masa para cubrir eficazmente el suelo y dejar que el viento forme ondulaciones azules.