Sesleria heufleriana

La Sesleria heufleriana es una gramínea vivaz de tamaño modesto, muy parecida a la sesleria azul, pero un poco más alta, que ofrece cualidades ornamentales y una facilidad de cultivo comparables. Forma un pequeño mechón denso y erizado de follaje persistente muy nítido, gris-azulado, que se torna verde brillante y florece desde el inicio del verano, en forma de espigas blancas a verdosas, que adquieren un hermoso tono morado-púrpura al marchitarse. De buena longevidad, totalmente rústica y tolerante a la sequía, esta gramínea mantendrá una apariencia impecable incluso en condiciones de cultivo difíciles. Se cultiva al sol o en media sombra, en una buena tierra de jardín.

La Sesleria heufleriana es una gramínea vivaz de cepa densa y no invasiva perteneciente a la familia de las poáceas. En la naturaleza, se encuentra en Europa central, en el este y sureste de Europa, así como en la región del Cáucaso. La planta forma un mechón denso, compacto y un poco erizado de follaje lineal y rugoso, con una altura y anchura de 40 a 60 cm en flor, dependiendo de las condiciones de cultivo y la riqueza del suelo que la acoge. Sus hojas, de 4 a 6 mm de ancho, plegadas en V o en U, están cubiertas de una pruina azulada en estado juvenil. Presentan un color muy azulado en el haz, verde en el envés, que le confiere a la planta desde lejos un suave tono gris-azulado. Con la llegada del calor, el follaje adquiere gradualmente un tono verde brillante. Se secan parcialmente antes del invierno, pero se renuevan continuamente. Las espigas florales bastante compactas, adornadas con espiguillas de flores verde anis y blancas, aparecen a finales de primavera o principios del verano. Al madurar, adquieren un tono azul violáceo claro, teñido de púrpura oscuro.

Las Sesleria no son plantas espectaculares, pero ofrecen en invierno la permanencia de su follaje colorido y desde la primavera hasta el verano el encanto campestre de su curiosa floración. La Sesleria heufleriana es a la vez muy adaptable y no invasiva, disfrutando tanto en el norte como en el sur de Francia, en llanuras como en montañas, en zonas costeras o en terrenos pedregosos. Es hermosa en su simplicidad, acompañando a muchas plantas vivaces como lavandas, flechas de cupido, carpas, asters de otoño, crisantemos, equináceas, pequeños girasoles y muchas otras más. Plantada en masa en un jardín natural, forma un buen cubresuelos, incluso a media sombra o en un bosque, donde se mezclará con violetas, pulmonarias y buglosses.