Sisyrinchium striatum - Lirio Chileno Huilmo

El Sisyrinchium striatum, también conocido como ojo azul estriado, es una  planta vivácea rizomatosa y persistente, prima del Iris, resistente y fácil de cultivar. En verano, forma tallos estrechos adornados con flores en estrellas amarillo pálido, rayadas de púrpura, que surgen de un mechón de hojas estrechas y largas de color verde grisáceo. Aunque tolera bien la sequedad, aprecia la frescura que la hace más hermosa. Prefiere el sol y los suelos drenados, incluso pobres y ligeramente calcáreos, donde se auto siembra fácilmente.

Originaria de Argentina, Brasil y Chile, la Sisyrinchium striatum, también conocida como Phaoiophleps nigricans, pertenece a la familia de las Iridáceas. Esta perenne en mata erguida alcanzará una altura de 50 a 70 cm, 35 cm de ancho, con un crecimiento moderadamente rápido. El Sisyrinchium forma una mata densa, compacta, expandida en todas direcciones. A finales de primavera y verano aparecen, entre el follaje, tallos aplanados que llevan flores con 6 pétalos puntiagudos, de un amarillo limón claro, dispuestas en una copa bien abierta alrededor de una garganta de color más intenso rayada con arañazos púrpuras. El reverso está rayado de marrón púrpura. De 5 a 15 flores se agrupan en verticilos a lo largo de las espigas, pudiendo cada una llevar hasta 120 flores en una temporada. En cada verticilo, solo de 1 a 3 flores están abiertas simultáneamente. La planta produce una abundancia de semillas redondas y negras que germinan muy fácilmente. Desarrolla un follaje dispuesto en abanico, graminoide, lineal, persistente, de color gris verdoso. Los tallos florales y el follaje cambian gradualmente a negro durante la temporada. Esta perenne es resistente hasta -15°C en suelo poroso.

Plante el Sisyrinchium striatum en cualquier suelo fresco pero bien drenado, ocasionalmente seco, incluso pobre y pedregoso. Necesita una exposición soleada para florecer. Planta frugal y realmente atractiva en muchos aspectos, es imprescindible en jardines de inspiración salvaje, mediterránea o incluso asiática por sus formas depuradas, y alegra tanto las rocallas como los alrededores de cascadas y arroyos artificiales por su aparición inesperada en los alrededores del pie de la madre, surgiendo aquí y allá para dar al diseño un aspecto natural. Combina bien con los follajes grises de las artemisas, el Crocosmia crocosmiiflora 'Emily McKenzie', o incluso el Calamagrostis x acutiflora 'Karl Foerster'. Esta perenne será apreciada en rocallas, macetas, bordillos, cascadas, arroyos, orillas, parterres o lagunas.