Agastache cana

La Agastache cana, también conocida como Agastache plateada, es una interesante especie botánica norteamericana por su larga floración de color rosa púrpura, su vegetación aromática y su resistencia a la sequía. Es una planta muy melífera que aporta color y vida a los bordillos, rocallas y macetas. En teoría perenne, forma rápidamente un bonito grupo florecido, prescinde de riego en verano, pero sobrevive difícilmente a los inviernos húmedos. Esta agastache puede sembrarse de manera natural donde se sienta a gusto.

La Agastache cana pertenece a la familia de las lamiáceas, como las mentas, las lavandas y numerosas plantas aromáticas. Esta especie se encuentra desde el sur de los Estados Unidos (Texas) hasta Nuevo México. En la naturaleza, se la encuentra en laderas de montañas áridas, entre 1.200 y 2.000m de altitud, en regiones donde el verano y el invierno son secos. Es una planta perenne leñosa de raíces rastreras, de crecimiento rápido, que se desarrolla en un grupo bien ramificado casi tan alto como ancho. En flor, mide aproximadamente 70 cm de altura por 60 cm de envergadura. Sus tallos de sección cuadrangular llevan pequeñas hojas lanceoladas, vellosas, gruesamente dentadas, de 0,8 a 1,2 cm de largo, de un verde un poco grisáceo. Al aplastarlas, desprenden un aroma anisado ligeramente mentolado. La floración se renueva de junio a septiembre. En los extremos de los tallos se forman espigas florales bastante cortas, de 4 a 6 cm, compuestas por numerosas flores tubulares bilabiadas, de 1,2 a 2,5 cm de largo, de un rosa frambuesa intenso. Esta floración es nectarífera y melífera. En la miel que las abejas fabrican después de libar las flores se percibe un sutil aroma anisado.

La Agastache cana ama el pleno sol y los suelos porosos, que no retienen agua. Su resistencia al frío seco se estima en al menos -15 °C según la mayoría de las fuentes. Esta bonita planta encontrará su lugar en macizos de estilo natural o campestre, en un jardín seco, en una rocalla, o bien en el huerto donde acompañará al tomillo, la ajedrea, el cebollino o la albahaca. En la rocalla, por ejemplo, se puede asociar con menta de gato, lavandas, santolinas, romeros, salvias arbustivas... Esperar la primavera para plantarla en regiones húmedas. Las flores secas se conservan mucho tiempo en ramos. Las hojas pueden utilizarse en la cocina para sustituir al anís, o en tisanas después de secarlas. Frotado sobre la piel, el follaje repelería a los mosquitos.