Agave guiengola

El Maguey guiengola es una especie botánica resistente al frío, reconocible entre todas, que deleitará a los coleccionistas de plantas suculentas. Este maguey de tamaño mediano forma una roseta muy exuberante, compuesta por amplias hojas crasas, quebradizas, muy pruinadas, de color gris verdoso, recordando a las de los Aloes. Algunos ejemplares mayores, cuando se enfrentan a una sequía intensa, desarrollan en sus hojas rayas rosadas o anaranjadas, policromadas, muy decorativas. Su desarrollo moderado, su porte gráfico y su temperamento muy frío destinan naturalmente a esta planta vivaz al cultivo en macetas, para guardarla libre de heladas. Se realzará en un entorno contemporáneo, de estilo depurado, o por el contrario en medio de una exuberancia de plantas exóticas.

Originario de Guiengola, situado en el Golfo de Tehuantepec en México, el Maguey guiengola es ante todo una planta de llanura costera subtropical, bien adaptada a condiciones áridas, en un clima libre de heladas. Pertenece a la familia de las agaváceas, al igual que los Yucas o la Tuberosa. Esta planta suculenta herbácea vivaz posee rizomas capaces de producir vástagos, pero está casi desprovista de tallos aéreos. La roseta basal, muy abierta, no superará los 1 m de diámetro y altura. Está compuesta por menos de 20 hojas suculentas muy anchas en la base, carnosas y coriáceas, a veces abombadas en la parte superior, siempre engrosadas en la base, cubiertas de pruina blanquecina y bordeadas de diminutas espinas rojizas a grises. Cuando una roseta alcanza la venerable edad de 15 a 20 años, e incluso más, produce un tallo floral que alcanza los 2 a 3 m de altura. Tiene numerosas ramificaciones horizontales. Las ramificaciones llevan panículas aplanadas y esféricas, compuestas por una miríada de pequeñas flores tubulares amarillo verdosas. La roseta, calificada de monocárpica, muere después de una floración que dura varios meses, habiéndose asegurado de producir numerosas pequeñas rosetas periféricas para garantizar su perennidad. Curiosamente, algunos ejemplares parecen no producir vástagos.

En climas muy suaves, en la zona de los naranjos y hasta Mónaco, este maguey encontrará su lugar en un gran rocalla, una ladera árida, o en un macizo elevado cuya tierra haya sido enriquecida con gravilla o arena gruesa. Se puede asociar con tunillas muy resistentes al frío como la Opuntia humifusa Millevaches, a la gran férula, a los cactus candelabros bastante rústicos (Cleistocactus strausii, Cylindropuntia imbricata) y a plantas tapizantes como las Artemisas blancas enanas, Rhodanthemum, Ajania pacifia, todas igualmente frugales. Los jardineros de regiones más frías lo instalarán en una maceta muy grande en la terraza, eligiendo cuidadosamente el lugar más resguardado, y a pleno sol, para recrear un entorno inspirado en los jardines cerrados y los patios que florecen al final del mundo. Esta planta resistente al frío será invernada en un lugar muy luminoso, ventilado, mantenido libre de heladas.

El Maguey también es una planta comestible, con la que en México se elabora el mezcal, una bebida alcohólica obtenida por fermentación de su jugo rico en azúcares. También se utiliza en medicina tradicional en México, Brasil e India, y posee propiedades antifúngicas comprobadas. Muy melíferas y nectaríferas, las inflorescencias atraen a numerosos insectos polinizadores.