Alchemilla epipsila - Alquemila

La Alquemila epipsila es una prima poco conocida de la Alquemila mollis, una hermosa planta del jardín de cura a menudo llamada el manto de Nuestra Señora. Esta forma matas foliosas más compactas, resulta aún más robusta, especialmente en suelos relativamente secos o pedregosos y en ocasiones florece hasta finales del verano. Sus bonitas hojas redondas, lobuladas y plisadas poseen el mismo poder repelente que las hace tan hermosas bajo el rocío de la mañana. Se resguardan en pleno verano bajo una neblina de pequeñas flores de un amarillo anís. Como todas las alquemilas, esta pequeña vivaz tapizante realmente fácil tiene el don de realzar a todas sus vecinas.

La Alquemila epipsila es una planta vivaz herbácea y rizomatosa de la familia de las rosáceas, originaria de Europa central, en particular de las montañas del Cáucaso y los Balcanes. Forma un tallo tapizante de 30 cm de altura que se va ensanchando con el tiempo a través de sus rizomas. Su follaje es notable, salpicado de gotas de rocío por la mañana, y suave al tacto. Sus hojas, más pequeñas y menos velludas que las de la Alquemila mollis, son casi circulares y marcadas por nervaduras que irradian desde el pecíolo. Su borde, más o menos plisado, está dentado en pequeñas sierras. Su color es un verde-azulado claro en ambas caras. Están divididas en 7 a 12 lóbulos poco profundos, y se insertan en tallos más o menos velludos. Las flores aparecen de junio-julio a octubre. Son diminutas y se agrupan en cimas corimbiformes difusas (una especie de racimos nubosos), de color amarillo-verdoso, ligeras y muy luminosas. Esta vivaz es un robusto cubresuelos que se extiende lentamente pero parece menos propenso que otras alquemilas a sembrarse de forma natural. La planta suele ser totalmente caduca en invierno.

En la naturaleza, la alquemila epipsila crece en suelos rocosos de montaña, en praderas de alta montaña y en los bordes de los bosques. Parece difícil no encontrarle un lugar en el jardín, dado que es robusta, adaptable y fácil de combinar con todo tipo de arbustos o plantas vivaces. Cubre el suelo, al sol o en semisombra, armonizando su floración verde limón con las hermosas rosas inglesas o antiguas, así como con los lirios majestuosos. Esta planta no tiene rival para suavizar el trazado de un recién creado sendero y ocultar la tierra desnuda alrededor de nuevas construcciones. Acepta crecer en poco suelo, siempre que no sea demasiado seco, lo que permite plantarla en las juntas de un pavimento, en los intersticios de los muros con ruinas de Roma, en los escalones de una escalera. La Alquemila es también perfecta con bulbos de floración primaveral o con cólquicos. Sus flores verde anís se utilizan en ramos frescos o secos.