Calamintha nepeta White Cloud

Calamintha nepeta ‘White Cloud’ es una vivácea tupida de terrenos secos y soleados que produce numerosas espigas de diminutas flores blancas que forman una nube sobre su follaje, desde finales de primavera hasta el otoño. Solo el calor y la sequedad estival moderan su generosa floración. Sus hojas pequeñas, suaves y semipersistentes emanan, al ser aplastadas, un fuerte aroma a menta mezclado con asfalto. Es una planta versátil y poco exigente, igualmente hermosa en los bordillos que en un muro de piedras secas.

 Originaria del Sur de Europa y del Norte de África, la Calamintha nepeta es una pequeña planta rizomatosa muy rústica y frugal, cercana a la menta, perteneciente como ella a la familia de las Lamiáceas. Su entorno natural se encuentra en lugares secos y pedregosos, en zonas montañosas, sobre suelo calcáreo. La variedad 'White Cloud' ha sabido conservar el carácter robusto de esta pequeña vivaz intrépida, adornándola con una floración más espectacular. Forma un pequeño macollamiento de 45 cm de alto por 70 de ancho cuando está en flor. Sus espigas reúnen diminutas flores blancas bilabiadas, de 1,5 cm con un delicado perfume mentolado que aparecen en julio-agosto, a veces desde junio en climas suaves. Si se cuida de eliminar las flores marchitas, la floración se renueva hasta septiembre, con una breve pausa durante veranos calurosos y muy secos. La hoja está compuesta por pequeñas hojas ovales suaves, ligeramente dentadas, verde grisáceas, de 4 cm de largo, cargadas de un aceite esencial aromático, muy refrescante. 

Muy resistente al frío si el suelo que la acoge es seco, arenoso o calcáreo, la Calamintha nepeta 'White Cloud' perfuma agradablemente el jardín cuando se planta cerca de un paso, un camino japonés o una alameda, donde se siembra a su antojo. Con un día muy caluroso, su follaje exhala al ser aplastado suavemente un aroma único, inseparable en el recuerdo del jardinero viajero de los matorrales y taludes mediterráneos. En un jardín seco o en un muro, acompañará a las Artemisa blancas, al Ceratostigma plumbaginoides, las armerias, el tomillo o el romero rastrero. En regiones húmedas con suelo pesado, se instalará en una gran rocalla, un jardín de grava, un empedrado o en una pendiente bien expuesta, delante de vivaces más altas como las molinias o las salvias arbustivas.