Campanula alliariifolia

La Campanula alliariifolia es una especie inusual y encantadora. En verano, eleva espigas adornadas con largas campanillas blancas inclinadas hacia el suelo y agrupadas en un lado de un tallo flexible y purpúreo que parece tan ligero como un suspiro. Esta especie caucásica es, sin embargo, una planta vivaz muy resistente, que se desarrolla en una vigorosa roseta basal de grandes hojas peludas en forma de corazón. Florece durante dos meses, si se eliminan los tallos marchitos. Es perfecta en parterres campestres y jardines donde la naturaleza tiene su lugar.

La Campanula alliarifolia pertenece a la familia de las Campanulaceae. Es originaria del Cáucaso y regiones cercanas de Turquía, donde crece entre rocas, bajo la sombra de los árboles, en bosques y claros, en suelos frescos. Esta vivaz de raíz pivotante desarrolla una roseta basal compuesta por hojas gruesas y cordiformes, de 15 a 20 cm de largo, cubiertas de pelos blancos que les confieren un tono verde grisáceo. En mayo-junio se elevan desde esta roseta tallos florales que alcanzan los 60 a 70 cm de altura. Se inclinan hacia arriba y llevan campanillas de 3 a 4 cm de largo, estrechas, colgando por debajo de un lado del tallo floral y reunidas en cima. La base de las flores está envuelta en un cáliz marrón purpúreo.

La Campanula de hojas de alliaria aprecia los suelos frescos pero drenados y se encuentra bien a media sombra. Lucirá maravillosamente en un parterre campestre, aportando un toque mágico a las cúpulas floridas de los geranios vivaces, y se mezclará con las grandes digitales. Las anémonas japonesas y los ásteres de otoño tomarán el relevo de su floración al final del verano. También se adapta perfectamente a un jardín silvestre, poblado de epífitas, de corazones sangrantes, de sellos de Salomón, de helechos y de aquileas de jardín.